lunes, 2 de agosto de 2004

Cosas de chicos

Serán 'cosas de chicos', si lo dicen las madres picaronas, los padres comprensivos, tíos gambas, abuelos querendones y otros educadores diplomados.

Pero se ve que no para san Agustín.

Se pone serio con las travesuras en el capítulo XIX del libro I de sus Confesiones (ver).


El texto original dice al final:
"Humilitatis ergo signum in statura pueritiae, rex noster, probasti, cum aisti: 'Talium est regnum caelorum'".
Hay otra traducción de este final del capítulo, que parecería querer interpretar el sentido y la fuerza del original, aunque la concisión y agudeza del latín se resientan más que un poco.

Haciendo a un lado al propio Agustín (que con elegancia y cierto desenfado se atreve a una broma sutil con las palabras de Jesús), la dicción de un monje de su orden -que es frecuente en las ediciones de divulgación de las Confesiones, como la de la colección Austral-, quiere ser más fuertemente emotiva y retórica, y le sale así:

"Conque, mi Dios y mi Rey, cuando Vos dijisteis que el reino de los cielos es de aquellos que eran tales como los párvulos, no tanto fue aprobar en ellos la inocencia, cuanto la humildad que simbolizan por su pequeña estatura".