miércoles, 25 de agosto de 2004

Hoy es la fiesta de San Luis IX, rey de Francia en el siglo XIII.

Personalmente, siempre me resultó extraño y sorprendente -y feliz- que un gobernante pudiera llegar, en cuanto gobernante, a la santidad, fuera rey o no.

Me llamó la atención un episodio que trae una vida de San Luis. Según dice, el sacerdote que acompañaba a la muerte a Luis XVI, en 1793, le dijo: "Hijo de San Luis, ya puedes partir para la eternidad".

Lo que me trae a la memoria otro hecho curioso, que recuerdo vagamente. Un amigo de origen libanés me contó que antiguas familias libanesas -cristianas desde la llegada de San Luis a aquellas tierras, cuando lo de su Cruzada- conservaron la tradición de ponerle Luis a los hijos varones, lo que, según me decía, aún está vigente.