martes, 24 de agosto de 2004

Merlín (I)

Hombres de ciencia, los llamaríamos todavía hoy. Fáusticos, como el Dr. Faust. Hacen toda suerte de experimentos, con toda suerte de seres. Buscan poder. El Poder. El instituto que han creado se llama NICE, irónicamente, y está en Belbury, un apacible poblado inglés. Todo en su apariencia es inversamente proporcional a su peligrosidad y malicia.

Estoy hablando de la tercera de las novelas que C. S. Lewis publicó reunidas en trilogía: Más allá del Planeta Silencioso, Perelandra y Esa Horrenda Fortaleza.

Hacia el final de esta tercera, los hombres fáusticos (y tal vez todavía peor que eso), han logrado "traer" a Merlín desde el siglo V. Piensan valerse de sus poderes y de los poderes de su Orden (y tal vez buscando manipular algo más poderoso que eso).

Pero Merlín se les escapa de las manos y llega a conocer al Pendragon de este tiempo. Así es conocido por otros del círculo del Pendragon. Entre otros, los Dimble. Después de haberlo conocido, conversan entre ellos.
ver

-¿Notaste alguna vez -dijo Dimble (a su esposa)- que el universo y cada pequeño fragmento del universo, siempre se está volviendo más difícil y estrecho y acercándose a una encrucijada? (...) Me refiero a esto. Si te inclinas sobre cualquier colegio, o escuela, o parroquia, o familia (lo que tú quieras) en un punto dado de su historia, siempre encuentras que hubo una época antes de ese punto en que había más posibilidades y los contrastes no eran tan agudos; que va a haber una época después de ese punto en que habrá aún menos lugar para la indecisión y las elecciones serán aún más cruciales. El bien siempre va mejorando y el mal siempre empeora: las posibilidades de una neutralidad aunque sea aparente siempre van disminuyendo. Todo se va dividiendo, definiéndose, haciéndose más difícil y agudo...

-Lo que estabas diciendo me recuerda más el fragmento bíblico, acerca de separar el grano de la paja. O el verso de Browning: "la tarea de la vida es hacer sólo la terrible elección".

-¡Exacto! Tal vez todo el proceso del tiempo signifique eso y nada más. Pero no se trata sólo de una elección moral. Todo se va definiendo más a así mismo y diferenciándose más de todo lo demás sin cesar. La evolución significa especies diferenciándose más y más de las otras. Las mentes se hacen cada vez más espirituales, la materia cada vez más material. Hasta en la literatura, la poesía y la prosa se apartan cada vez más (...) En cuanto a Merlín: creo que la cuestión, por lo que puedo distinguir, es ésta. Para un hombre de su época había posibilidades que no existen para un hombre de la nuestra. La propia tierra era más semejante a un animal en aquellos días. Y los procesos mentales eran mucho más semejantes a la acciones físicas. Y había...bueno, neutrales, paseándose.

-¿Neutrales?

-No quiero decir, por supuesto, que algo puede ser un verdadero neutral. Un ser conciente o está obedeciendo o desobedeciendo a Dios. Pero podría haber seres neutrales con relación a nosotros.

-¿Te refieres a los eldiles... a los ángeles?

-Bueno, la palabra ángel es como una petición de principios. Hasta los Oyéresu no son exactamente los ángeles en el mismo sentido que lo son nuestros ángeles guardianes. En el aspecto técnico, son Inteligencias. La cuestión es que, aunque pueda ser correcto que al fin del mundo se describa a cada eldil como un ángel o un demonio, y puede ser cierto incluso ahora, era mucho menos cierto en la época de Merlín. Solía haber seres sobre esta tierra que se dedicaban a sus propios asuntos, por decirlo así. No eran espíritus auxiliares enviados para ayudar a la humanidad caída, pero tampoco eran enemigos que nos oprimieran. Hasta en San Pablo uno capta destellos de una población que no se adaptaría con exactitud a nuestras dos columnas de ángeles y demonios. Y si retrocedes aún más... todos los dioses, duendes, enanos, ondinas, fate, longaevi. Tú y yo sabemos demasiado como para creer que fueran sólo ilusiones...