martes, 10 de mayo de 2005

Temporada Otoñal de Sonetos (IV)

Hasta tanto no reciba la segunda parte, aquí termina la primera. Y no está mal que sean dos sonetos sobre la muerte, y de dos autores argentinos. Menos todavía si uno de ellos, Enrique Banchs, es uno de los misteriosos y excelentes sonetistas, tal vez de lo mejor que tenemos por aquí.

Soneto

Ahora que la muerte es tu morada
morir es otra cosa. Simplemente
cruzar sin darse vuelta porque enfrente
la calle está soleada.

No el muro de la sombra derramada
sobre el silencio triste de la frente.
No la puerta que cierra de repente,
goznes de niebla, cerradura helada.

Ni la barca de remo enmudecido
en el río sin tregua del olvido.
Otra cosa es morir: cruzar enfrente

y andar la misma calle acostumbrada
pero del otro lado, simplemente,
ahora que la muerte es tu morada.

Luis Martínez Cuitiño



La alondra

Un día más, caído y sin aliento,
lento, sordo, marchito, gris, cansado,
Y otro igual. Siempre así. Siempre postrado,
cansado, gris, marchito, sordo, lento.

Un opaco, un pesado firmamento
deshilachadamente derramado
sobre el sopor del día desangrado,
enfermo, envejecido, macilento.

Poco a poco, una hora y otra hora,
inertes bajo inmensa telaraña,
en ciénaga se hunden y en maraña...

¡Oh, alondra de la muerte, alta en la aurora,
canto de redención que abata en trizas
tanta cárcel de harapos y cenizas!

Enrique Banchs