miércoles, 12 de octubre de 2005

Pilarica

Ahí los tengo a los de la derecha comme il faut, que me miran de reojo y con una cara que ni les cuento. Y todo porque no soy lo suficiente y canónicamente hispanófilo como para andar de pitorreo obligao, por la Raza. Ni suelto panderetas por el General Ísimo, y cosas así. Caray, mi amigo. Ni falta que les haría ni les hace semejante devoción...

Pero ahí están los de la izquierda que, si se avispan, seguro van y me sentencian a muerte civil e histórica porque no cumplo el primer mandamiento del 12 de octubre: "Indigenarás a tu prójimo como a ti mismo". Y menos el segundo: "Santificarás a los originarios". Y así los siguientes mandatos, de genocidios y banderas del arcoiris al son de cultrunes mapuches y la Pacha Mama. Y la revolución bolivariana y la madre que los parió...

Malhaya mi suerte.

Pues.

Allá ellos.

Lo que es yo, como todos los que tenemos pierna y media, y sangre en las venas (aunque no sea roja y gualda...), de pura gratitud somos como obligados devotos de Nuestra Señora del Pilar y le tenemos una simpatía de lo más visigótica al bueno de Miguel Juan Pellicero. Y no me vengan con que ese milagro esto y aquello...

Por favor.

Después de todo, hoy es su fiesta también porque es la de Ella.

Así que a ellos ambos, a Ella y a él, y en ese orden, va mi recuerdo en este día.

Y si me lo pienso bien, es buena hora para pedirle a la Virgen de la Columna de Zaragoza que empiece a reparar cojos, otra vez. Empezando por España, cómo que no. Porque cojos hay en todas partes y el alma de las naciones también tiene piernas que reparar. Todas las almas de todas las naciones. Y las almas de los que estamos adentro de las naciones. Y sí que va a hacer falta un milagrazo...

A la vuelta de los siglos, habría que conquistar España, tal vez, eso sí. Lástima que la América aquella "que aún reza a Jesucristo y aún habla en español", ésa que podría o habría podido, anda ausente y sin aviso.

Pero, basta. Porque nos vamos a dar de piñas y tarascones. Y yo ando de festejo.

Así que, el que quiera, me acompañe con estas coplas.

Y aquí va la primera, y la más antigua.

ver

Oración del portentoso milagro que Nuestra Señora del Pilar ha obrado en el año 1640 a Miguel Pellizer, en la Villa de Calanda, en el Reyno de Aragón.

Con licencia, en Zaragoza por Diego Dormer, año 1642.


Virgen, que en vna Coluna
teneys asiento y morada
en quien de Ierusalen
venisteys a honrar a España.

En la ilustre Zaragoça
en essa Coluna santa
hallamos perpetuamente
a vuestra Magestad sacra.

En cuyo diuino trono,
de ordinario se despachan
los memoriales que embian
los que vuestro axilio aguardan.

Y con ser, Señora, tantos
los que os dan, es cosa rara
que nadie va sin consuelo
si en Vos pone confiança.

Como hizo aquel mancebo
de la Villa de Calanda,
en el Reyno de Aragon
que os llamó con dicha tanta.

Para referir el caso
os pido me alcanceys gracia,
porque assi declare al mundo
vna maravilla estraña.

El Milagro de Calanda

El año de treinta y siete,
como por verdad se halla
le sucedió a este Mancebo
vna dichosa desgracia.

Cargado vn carro de trigo
le passó con furia braba
por encima de vna pierna,
dexandola derrotada.

Traxeronle a.Zaragoça,
y en el Hospital que llaman
de tanto nombre en el mundo
nuestra Señora de Gracia.

Emprendióle vn Cirujano
de mucha opinion, y fama
mas aunque hizo quanto pudo
al fin huvo de cortalla.

La qual en el Cimenterio
de aquella bendita casa
la enterraron como cosa
que estaua muerta, y gastada.

Y se quedó allí después
para curarse la llaga,
y curada se le dió,
para salir de la cama.

De palo una pierna nueua
con la cual se gouernaua,
y en la Virgen del Pilar
muchas limosnas le dauan.

Y en el año de quarenta
se boluio a su mesma patria,
para viuir con sus padres,
que era lo que desseaua.

Adonde con deuoción
cada día suplicaua
a la Virgen le boluiesse
la pierna que le faltaua.

Tanto en esta petición
el mancebo porfiaua,
que se la boluió vna noche
la Princesa soberana.

Llegó la madre aquel punto
y vió que su hijo estaua
durmiendo, fuera la ropa
entrambas piernas mostraua.

Dió vozes a su marido,
y a su hijo despertaua,
y despertose díziendo,
que Dios se lo perdonara.

Porque en aquella ocasión
la Virgen Santa le hablaua
del Pilar, y le dezia
que ya con su pierna estaua.

Dos años, y cinco meses
se alla que está enterrada,
milagro que en todo el mundo
semejante no se halla.

Dixo la madre, es verdad,
mirala, y demosle gracias
a esta celestial Señora,
que te hizo mercedes tantas.

Deste milagroso caso
passó luego la palabra,
y acompañado de muchos
fué a la iglesia a la mañana.

A donde se confessó,
y a Dios recibió en su alma
y en auiendo oydo misa
le boluieron a su casa.

Donde de muchos lugares
a visitarle llegauan,
y a sus casas se boluian
dando a Dios mil alabanzas.

Después boluió a Zaragoça
do en la capilla sagrada
del Pilar puso la pierna
de palo que antes lleuaua.

Prosiguiose con processo
con aprouaciones tantas
que no se ha visto en el mundo
cosa mas aueriguada.

Acudamos a la Virgen
del Pilar que nos alcanza
salud, gracia, en esta vida,
y en la gloria eterna palma.

Miguel Sancho Izquierdo


Y, ahora, la segunda, más nueva.

ver

El Cojo de Calanda (Teruel)

Por Florencio Jardiel

«Para este pobre lisiado
que no lo puede ganar
una limosna bendita,
que Dios se lo pagará.»

Así, con voz suplicante,
del Pilar junto a las puertas,
pedía joven mendigo
piedad a las almas buenas.

Tuvo la mala fortuna
de que un día se cayera
bajo la rueda de un carro
que le fracturó la pierna.

Impuso la amputación
el temor a la gangrena;
y desde entonces, inútil
para el trabajo y sin fuerzas.

Miguel Pellicer recorre
ciudades, pueblos y aldeas,
una bendita limosna
pidiendo de puerta en puerta.

Mas él tiene sus amores
en aquella Virgen bella,
de sus bondades tesoro
pedestal de su grandeza,

En los umbrales benditos
de su templo pide y reza;
pide limosna a los fieles
y reza plegarias férvidas,

Y, cuando muere la tarde
y el templo en silencio queda,
porque las almas devotas
de su recinto se alejan,

Él a la Santa Capilla
enamorado se acerca
y se postra ante la Virgen
y le dice mil ternezas.

Y en ella clava sus ojos
y que le cure le ruega;
y para más obligarle
como madre que es tan buena,

Con aceite de la lámpara,
que está cercana a la verja,
cada día más amante,
unge el muñón de su pierna.

¡Pobre cojo de Calanda!
¡qué bien tu cariño muestras
a la Virgen del Pilar
confidente de tus penas!

Pasan días, pasan meses
y la confianza aquella
que en su ternura pusiste
ni se rinde ni flaquea.

Como si allá, en lo más hondo
de tu alma sencilla y recta,
sintieras la voz amante
de su bondad, siempre espléndida,
que te dijera, muy dulce,
espera, hijo mío, espera.


***

Andan revueltas las gentes
en la villa de Calanda,
al finar el mes de marzo
un día por la mañana.

Hombres, mujeres y chicos
se reúnen en la plaza
y unos con otros platican
y comentan en voz alta.

De un suceso misterioso
la noticia propalada,
se cuenta que aquella noche,
cuando tranquilo se hallaba

Miguel Pellicer, el cojo,
durmiendo en su pobre cama,
bajó del Cielo la Virgen,
que del Pilar es nombrada.

Y, acercándose al lisiado,
que con filial confianza
mil veces ante su imagen
pidióle que le curara,

Le restituyó la pierna,
que le tenían cortada.
Él dice que lo ha soñado,
las gentes por verlo claman,

No hay razón que las contenga
y en tropel van a su casa
y piden a grandes voces
que el mozo a la calle salga.

Sale; y, al ver por sus ojos,
la noticia confirmada,
sin que de pierna de palo
ni de muleta se valga,

Andando con ambos pies
y con ambas piernas sanas,
en piadosa confusión
el pueblo todo se afana,

Por demostrar la alegría
que tal milagro le causa.
Todos se acercan a él
y le miran y le palpan,

¿Es él, Miguel Pellicer?
¿Es ilusión? ¿Es fantasma?
Unos le besan la pierna,
otros, llorando, le abrazan.

Quienes caen de rodillas
y al cielo sus manos alzan,
aclamando del Pilar
a la Virgen Soberana;

Y en arranque de fervor,
que desborda de sus almas,
hombres, mujeres y chicos
a la iglesia lo acompañan

Renuévanse allí las voces
y los votos y las ansias,
las lágrimas en los ojos,
en la boca las plegarias.

¡Qué buena eres, Madre mía,
y cómo a los buenos amas
y cómo escuchas sus ruegos
y sus aflicciones calmas!

En aquel ambiente puro
y en ferviente acción de gracias,
todos su bondad celebran,
Y todos sus glorias cantan...

Y después a Zaragoza
vino Pellicer en alas
de su piedad, ya no cojo,
sino con la pierna sana.

Entró en la Santa Capilla,
la gratitud en el alma,
y postrado reverente
ante la Columna santa,

Recordó días pasados
de oraciones y de instancias,
cuando devoto se ungía
con aceite de las lámparas.

¿Qué no diría a la Virgen?
¿Con qué rendidas palabras
no expresaría la dicha
que a su corazón embarga,
agradecido al favor
que debe a su Madre amada?


***

Para perpetua memoria
de este milagro Calanda,
levantó fastuoso templo,
rico en dones, rico en galas.
Sobre el humilde solar
de la venturosa casa,
donde la Virgen María,
que de amar nunca se cansa,
hizo a Miguel Pellicer
santo objeto de sus gracias,
devolviéndole la pierna,
que le tenían cortada.


Y esta última, la tercera, tan popular y bonita que parece imposible. Me la pasó Juan Martín, que se la pasó Josefina, su hermana.

ver
El Ebro guarda silencio

El Ebro guarda silencio
al pasar por el pilar
la Virgen está dormida
la Virgen está dormida
no la quiere despertar.

Un carretero que viene
cantando por el rabal
lleva en el toldo pintada
lleva en el toldo pintada
una Virgen del Pilar.

Con trigo de cinco villas
viene de sierra de luna
y en los collerones llevan
campanas campanas
campanas las cinco mulas.

Besos de nieve y de cumbre
lleva el aire del Moncayo
y las mulas van haciendo
heridas heridas
heridas al empedrado.

Cruzando el puente de piedra
se oye una brava canción
en las torres las campanas
en las torres las campanas
estan tocando a oración.

Dos besos tengo en los labios
pa? mi Virgen del Pilar
uno me lo dio mi madre
uno me lo dip mi madre
y el otro mi soledad.

El perro del carretero
juega con la mula torda
es que saben que han llegado
llegado llegado
han llegado a Zaragoza.

El Ebro guarda silencio
al pasar por el Pilar:
la Virgen está dormida
la Virgen está dormida,
no la quiere despertar.