jueves, 10 de noviembre de 2005

De adoquines, arena de playa y autos quemados

Para Giovanni Sartori, la historia -básicamente progresiva- va de la fe a la democracia.

Por eso nos obliga a elegir entre 'pluralismo' o 'multiculturalismo'. Como es falsa la opción -en los términos en los que la propone y no hay otros términos a la vista- es por lo mismo injusta.

El problema de fondo no es éste, me parece, y el mismo Sartori parece que debería saberlo y no sé por qué no lo dice (o no se da cuenta de lo que está diciendo):
-¿Qué es lo que Francia ha hecho mal para encontrarse en la situación actual, jaqueada por los disturbios que provocan inmigrantes e hijos de inmigrantes?

-Francia se equivocó tanto como otros países, no más. El error más grande de Francia es que tiene demasiados inmigrantes. Y cuando un problema es intratable por su propia naturaleza -y el de este tipo de inmigración lo es- es mejor tener de eso lo menos posible. Lo que ocurre en Europa no es análogo a lo que pasa en América. Aquí no existe el problema de las inmigraciones clandestinas masivas que sí hay en Europa. Cuando los europeos dicen que los Estados Unidos resolvieron el problema de la inmigración se equivocan. Los Estados Unidos nunca tuvieron una inmigración islámica. Pero tan difíciles son los conflictos que plantea la inmigración en general que ahora ellos tienen dificultades con la concentración de latinoamericanos, que se encierran en comunidades, hablan su propia lengua, no aprenden inglés. Así, un problema relativamente fácil, como debería serlo la integración de las poblaciones latinoamericanas, se está complicando, aun sin que exista el obstáculo religioso, que es la gran dificultad que enfrenta Europa, porque allí se encuentran dos religiones monoteístas. El problema de fondo es que una sociedad democrática es necesariamente una sociedad laica, porque se funda sobre la voluntad del pueblo y luego sobre ciertos valores que también son promovidos por la Iglesia. La sociedad islámica, en cambio, es teocrática porque está fundada sobre el principio de la voluntad de Dios. Por eso la integración es difícil: si manda la voluntad de Dios no manda la voluntad del pueblo, y viceversa.

Lo que está detrás de esto es 'ser religioso' de cualquier manera. O de todas maneras menos de una. Porque hay una forma de ser religioso que no puede ser. Y es esa forma la que más bien hoy se identifica con el Islam, porque, hoy por hoy, como hay suicidas cargados de bombas por todas partes, es espectacularmente cómodo. Pero más espectacular y cómodo que verdadero.

Creo que hay que ser demasiado inmanentista, demasiado materialista en el fondo del corazón para identificar al Islam con el verdadero enemigo de esa democracia y de ese pluralismo.

Para cuando este occidente haya terminado con el problema musulmán, todavía le quedará resolver su verdadero gran problema. Es una mirada corta la que se detiene en los fuegos y no pasa a través de las llamas y ve qué hay cuando las llamas se apagan.

Tal vez se ilusione este occidente pensando que si apaga el fuego de los autos, apagará también cualquier otro fuego. Por ejemplo, el fuego de cualquier fe.

Tal vez todo depende del segmento que se esté mirando. Y Sartori parece estar mirando la 'construcción de un mundo democrático, racional y pluralista'. Pero a trancos cortos. Debería poder ver más largo. Ha dicho la mitad, apenas.

Tal vez por eso, me parece, Sartori -aunque todo parecería indicar que acierta- se equivoca de nuevo cuando responde esta pregunta:
-¿Coincide con quienes encuentran en los hechos de Francia resonancias del Mayo del 68?

-No. Viví el Mayo del 68 en primera persona. Los que hacían la revuelta eran nenes de papá (fracasaron en el intento de involucrar a los obreros en las protestas). Era la primera generación de la sociedad opulenta, que no había tenido nunca la experiencia de la guerra y del hambre ni del rigor de la vida. Aquello era un hecho puramente universitario, puramente juvenil y puramente occidental, y propio de la sociedad de bienestar.
Cortito, pobre, historicista, sociológico. Pobre. Tuvo allí la oportunidad de extender la mirada -en la misma línea de su ideología- y poder hilvanar ambas cosas.

Tal vez para un análisis así fue que, en el ascensor del edificio GH, de Nanterre, los 'chicos' escribieron: "En un decorado espectacular, la mirada sólo encuentra las cosas y su precio."

Pero, creo que Sartori debería recordar, entre otras, más frases que pintaron los 'chicos' en aquella época: "Francia pequeño burguesa, no creas que ha vuelto tu dulce quietud, no creas que se ha cerrado el 'paréntesis': el régimen tiene una tregua", decían en el Hall de Ciencias Políticas.

Y una más, que me parece central y programática. También en Nanterre, en esos días, escribieron esto: "El agresor no es el que se rebela sino el que afirma."

Es hacia lo que vamos, signore Sartori. Mirada corta y demasiado lineal la suya, se me hace. Demasiado fácil.

Disculpe la irreverencia, signore Sartori. El '68 -en su mamarrachada de adoquines y arenas de playa debajo de los adoquines y esas bobadas hipponas- es, con todo y eso, más significativo en este sentido que los autos quemados de banlieu, especialmente para lo que usted mismo quiere y quiere decir.

La respuesta correcta, tal vez, era otra: "para poder cumplir la desmañada utopía revolucionaria del '68, en la que late un gran proyecto, defectuosamente dicho, pero grande lo mismo, hay que remover los autos quemados y remover a los quemadores."

Es lo que yo hubiera dicho si fuera Sartori. Pero no lo soy, claro.

En el Hall del Gran Anfiteatro, en la Sorbona, decía: "¿Sabía usted que aún existían cristianos?"