viernes, 31 de marzo de 2006

Graffiti


Los últimos tres sábados, tuve que ir a dar unas clases para un curso de ingreso a una universidad en La Plata.

En el frente, junto a la puerta principal, la que da al rectorado, estaba escrita en la pared esta frase, cuyo trazo trato de imitar.

A una altura de metro y ochenta centímetros, sobre el muro -salvo por esto- impoluto. Apenas notable: todo el graffiti ocupa unos 20 centímetros a lo ancho y menos de 10 a lo alto. Imperceptible.

Más bien masculino que femenino el trazo original. Escrito con un marcador a fibra, negro. Adolescente o bastante joven.

Pues, sí, mi estimado joven: yo también esperaría eso. Si supiera qué es lo que quiere usted que se le pase, claro.

Así porque sí, no.

Que usted quiera sacarse 'eso' de encima, lo entiendo perfectamente. Ahora, que haya que esperar que pase -dicho así- arrastra nada triviales reflexiones acerca del dolor y de la condición humana.

Lo felicito, joven, sin embargo: dice 'espero...'

Y está bien. Es humano. Es razonable. Y está bien que -puesto a ver- prefiera que pase, porque duele y porque lastima. O molesta. Y es para eso la esperanza: para esperar que pase, mientras no está pasando.

Pero.

Paciencia, joven. Lo más probable es que pase. Pero, paciencia...

No vaya a ser cosa que por esperar que se le pase así como así; es decir, por no querer esperar que se le pase (porque no se le pasa todo lo rápido que usted quiere), al fin, termine arrojándose en brazos de aquello mismo que dice que espera que se le pase.

Por no esperar. Por desesperación.

Todos -entiéndame bien: todos- esperamos que se nos pase algo.

No está solo.

Así que: Todos los que esperamos que se nos pase algo, esperamos que se le pase.

Si tiene que pasar, claro. Porque puede ser de esas cosas que no pasan tan fácil, o que se arrastran tanto tiempo o mucho, o siempre. Hasta que pasan.

Y de esas también todos tenemos alguna...

O porque puede ser de esas cosas que no tienen que pasar así como así.

Pues, si es así, qué decir: hay que esperar que se le pase eso de esperar que se le pase así como así, como sin querer esperar.

Hasta donde sé, y espero, el cielo sigue arriba, amigo...

Pero todavía hay que esperar.

Curso de Idiomas

Alguno podrá confundirse y pensar que hay que saber italiano para leer este coloquio entre Vittorio Messori y un periodista del Corriere della Sera, publicado en la revista del diario.

No.

No sólo, al menos.

Hay que saber italiano, por supuesto, o arreglárselas más o menos. Eso sí.

Pero hay que saber 'Roma', además, lo básico. Y saber bastante 'Wojtila', y entender 'Curia Romana' o 'Vaticano' (no digo leer, hablar y escribir, pero...)

No se puede leer esto (y pescar algo, claro) sin haber aprobado 'Ratzinger I y II' y tener cursada al menos 'Benedicto XVI'.

Pero sin vocabulario y gramática de Messori básico, creo que no se llega a aprovecharlo del todo.

En fin, hagan la prueba. Yo avisé.

Números redondos (recreo)

A ver.

Momento.

Es conocida la filiación gallinácea del medio en cuestión (el enlace es la misma foto), que parece regodearse con el resultado de una encuesta que dice que la hinchada boquense no tiene la mitad más uno del favor popular.

Les voy a explicar a estos asnos esta cuestión tan sencilla, matemática y poética, ya que hablan de mitos.

Cuando el primer equipo es Boca Juniors y el segundo es River Plate a unos 8 puntos porcentuales de distancia, se sabe, cualquiera sabe, que el primer equipo tiene la mitad más uno, aunque tenga el 40% y chirolas. Lo cual antes que destruir, confirma.

Mucho más si -cosa que ya sabíamos, por otra parte- la hinchada de River Plate cuenta con más mujeres que varones, lo que también dice la encuesta. Y esto, antes que sorprender, confirma también. Y confirma no solamente lo que ya sabíamos al respecto, sino que es una confirmación indirecta de la mitad más uno 'mítica'...

Más todavía. Dicen allí que en la zona lindante con nuestros hermanos bolivianos, el noroeste del país, River Plate supera a Boca Juniors en cantidad de adeptos.

No sé si me explico. Finish.

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Por favor, no me hagan hablar del dato final sobre el nivel socioeconómico de ambas parcialidades. Por favor, se los pido por favor...

jueves, 30 de marzo de 2006

Ni invierno ni sábado

Pensando en las cosas de los días de la vida personal y también de los días de la historia (y en ese orden), me pasa que se me va la cabeza -y no sólo- una y otra vez a los misterios del fin.

Por otra parte, y mezclado con esto aunque no enteramente ajeno, pienso cómo le pasa a los santos que se duelen de "la multitud de sus pecados". Y basta ver un poco sus vidas para no entender a qué pecados se refieren.

Es verdad que cierta hagiografía exacerba este aspecto de un modo que hasta resulta irritante y los deja al borde de la santulonería o la hipocresía. Pero, es verdad también que no hace falta llegar a esos extremos.

Las caridades, la caridad, la justicia de las obras de esos justos, no dejan mucho lugar para el horror de sus pecados, a nuestros ojos, que no son los ojos de Dios precisamente. Y entonces parece claro que no son sus pecados en sí, que a todas luces no son nuestros crímenes, sino la percepción que ellos tienen de sus pecados lo que los mueve a dolor, por veniales que sean según el código. Cosa que es difícil que nos pase a los pecadores rasos.

* * *

Me pasa entonces, como decía, que en estos días se me viene a la cabeza el último gran discurso de Jesús, especialmente en la versión que hay en el evangelio de san Mateo, capítulo 24 y en las parábolas del capítulo 25.

Y por supuesto que todo allí está lleno de misterios y más todavía en relación con el fin final (no sólo el fin histórico, sino el propio, el mío.)

Pero, me pasa también que de los dos capítulos me quedé mirando el pasaje en el que Jesús dice
Por tanto, cuando viereis que la abominación de la desolación, que fue dicha por el profeta Daniel, está en el lugar santo, el que lee entienda. Entonces los que estén en la Judea, huyan a los montes. Y el que en el tejado, no descienda a tomar alguna cosa de su casa. Y el que en el campo, no vuelva a tomar su túnica. ¡Mas ay de las preñadas y de las que crían en aquellos días! Rogad, pues, que vuestra huida no suceda en invierno o en sábado. Porque habrá entonces grande tribulación, cual no fue desde el principio del mundo hasta ahora ni será. Y si no fuesen abreviados aquellos días, ninguna carne sería salva; mas por los escogidos aquellos días serían abreviados.
Claro que hay mucho para contemplar en los textos patrísticos que trae la Catena Aurea, comentando este pasaje, y que de allí copio ahora. Especialmente algunos comentarios, como los de san Hilario, san Agustín u Orígenes.

Y aún dentro de este pasaje, me detengo -diría que involuntariamente- en dos asuntos que allí se dicen.

Uno está cifrado en la cuestión de que 'nuestra huida' no ocurra en invierno o en sábado.

El otro, la cuestión de que se abreviarán los días de la tribulación, por los escogidos, porque de no ser así ninguna carne -es decir, nadie- se salvaría.

Nos gusta pensar, habitualmente, que somos parte del 'pequeño resto' y que -por ejemplo, llegando a este punto- nuestra perseverancia final está como asegurada, porque en razón del 'pequeño resto' se abreviarán las terribles tribulaciones, para que 'nos' salvemos.

Y este punto merece un comentario, creo, que no voy a hacer ahora.

Por otra parte, está el invierno y el sábado y lo que viene con esta expresión. Por supuesto que esto supone todo el pasaje respecto de los que están en Judea y deben huir a los montes y los que están en el techo que no deben bajar (oscura palabra, pues tomado literalmente, ¿cómo habrán de huir?) y el que está en el campo y no ha de volver y hasta las preñadas, de las que se duele.
Rogad, pues, que vuestra huida no suceda en invierno o en sábado.
Los textos del san Hilario, de san Agustín y Orígenes -insisto- hablan de un modo tan fuerte sobre esto que me imponen hacer un alto aquí.

Pescado podrido

Se trata de un documental de un austríaco Hubert Sauper -disculpe mi ignorancia-, que filma la explotación de un pez en el lago Victoria, Tanzania. Y así armó el año pasado un revuelo enorme.

La perca del Nilo (un manjar, dicen -disculpe mi ignorancia-), todavía es objeto de toda suerte de discusiones y debates, como emblema de... los atropellos de Occidente en África. Así lo trata el filme -Darwin's Nightmare (2004), es decir La pesadilla de Darwin- y se volvió de ese modo un tema de conversación acalorada y engolada.

En algún lado de las decenas de páginas que tratan el asunto, el director argumenta que "es increíble que allí donde una materia prima es descubierta, los habitantes de las comunidades locales mueren en la miseria, sus hijos se convierten en soldados y sus hijas en sirvientas o prostitutas. Escuchar y ver una y otra vez las mismas historias me pone enfermo. Después de centenares de años de esclavitud y colonialismo en África, la globalización de los mercados africanos es la tercera y más aniquiladora forma de humillación para la gente de este continente. La arrogancia de los países ricos hacia el Tercer mundo (que representan 3/4 partes de la humanidad) está creando incomnesurables peligros futuros para todos".

Los franceses de Le Monde se tomaron el trabajo de ir a Tanzania para ver si lo que dice el documental es cierto. Y a la vuelta dijeron que algunos puntos "fuertes" de la denuncia no son tan ciertos.

Pamplinas.

Me cansé.

Iba a desarrollar un poco más el asunto (porque le vi un costado de veras significativo), pero me harté.

¿Peligros futuros?, papanatas. ¿Dónde estuvieron en los últimos 30.000 años los que hacen documentales, los que aplauden documentales, lo que critican documentales?

Que los europeos, el mundo occidental, el capitalismo o el nombre que más bronca les dé, se desayunen una mañana acerca de África, del 'llamado' tercer mundo (suelta Le Monde, con displicencia...), de la globalización, de la lógica del capitalismo, de la carga del hombre blanco, de las leyes implacables del mercado, de los costos de la opulencia y de estar ahitos...

Que lo mismo se tironeen esas cosas a derechas y a izquierdas...

Que procesen todas esas imágenes con la procesadora ecologista de chaleco color oliva, o bienpensante de remera, o socialdemócrata de saco de tweed, o marxista con un AK en bandolera o derechosa de corbata, perfume y negocios...

Bobos del desarrollo sustentable, pelagatos de la mala conciencia social...

Y que mezclen todo en esa licuadora que tiene en lugar de cabeza, para poder darle al final un tono políticamente correcto a sus lágrimas o ínfulas: niños devorando gusanos y la naturaleza sollozando por la explotación cruel del insaciable y depredador...

Y que de paso hasta tengan tiempo para discutir el 'formato' documental, que sí, que no, que la subjetividad de las objetividades, que el papel del cine en la pintura o la mentira de la realidad...

Fatigoso. Terriblemente penoso.

Álogos. Es el nombre de la enfermedad cefálea -y cordial- de este mundo.

Así que, hablando de la perca del Nilo, un viejo dicho que parece le gustaba a Perón, y a mi padre: "el pez se pudre por la cabeza..."

Uf.

miércoles, 29 de marzo de 2006

Tormenta

I

Truena el aire, gris el cielo, y azul la mirada mía.
Una tormenta de voces y un rayo de luz pedía.
Mientras, la sombra tronando. Ya el viento que taja hacía
temblar la tierra y mis manos, y el alma que está vacía.
Gotas duras, claras, ciegas. Vino el agua que caía:
nubla el aire, carda penas y pregona una sequía
con voz de doler la historia a golpes de profecía.
No dejo que el viento arrastre lo que el cielo me traía
en nubes llenas de amparo (aunque te amparen un día,
o una hora...) Ya el camino, por el rumbo que venía,
se borra mientras camino, porque el paso desvaría...

II

Pienso si es gris como el cielo o azul la mirada mía
y si trajo la tormenta tanto como le pedía.
Pienso si andando mi senda creí que el camino hacía;
o si de voces y luces, como mi alma, vacía
quedó la historia; y la lluvia, que carda penas, caía
de veras profetizando y anegada de sequía.
Pienso si la lluvia miente la tronante profecía
y si no es mejor que el viento se lleve lo que traía.
Pienso qué ampara el amparo que sólo te ampara un día...
Y en estos "pienso..." pensaba, por estos "pienso..." venía:
y es que el alma, como el paso, en tormenta desvaría.

martes, 28 de marzo de 2006

Vicios y pecados... e inversiones, claro, ¿por qué no?

Hace más de un año que la BBC le da vueltas al asunto. En algún momento advirtió que el tema movía opinión. Primero preguntó qué pecado agregarían los ingleses a la lista de los 7 capitales. Después preguntó por cuáles 7 pecados "nuevos" reemplazarían los 7 "viejos". Encargó una encuesta y tuvo sus resultados.

Por supuesto que el tema es interesante. No para discutir el ranking. No para embretarse y enredarse las tabas en la discusión. Pero sí para pensar algunas cosas, lentamente, sin atolondrarse.

Por ejemplo, y para empezar, hubiera esperado una impugnación más firme de la propuesta y de las preguntas. Empezando por impugnar la palabra "pecado". Me preocupa que no lo hayan hecho.

Hay miga, sí.

Incluso por las migajas que se caen de la mesa... Como esta perlita, traída a cuento por los propios ingleses: The Vice Fund y sus fines...

Y en cuanto a lo que decía del concepto de pecado, por ejemplo, algo parece que tienen para decir, viendo las consideraciones que hacen acerca de su naturaleza, en el párrafo que termina con esta patinosa definición:
The practical purpose of the "seven deadly sins", then, has not been eradication but moderation: they have served to remind people not to be too greedy, too jealous, too lazy et cetera. Excessive repetition of one such sin would constitute a vice.
No deja de ser curioso también -y muy- que este artículo de British Council Magazine diga, al final:
We can only close by asking a question to which we have as yet no answer: given our apparent concern with the "sins" of cruelty, selfishness and hypocrisy, is it not time to take a deeper look at the very nature of modern investment practises as a whole?
A propósito, muy simpática la advertencia de que tocando cualquier palabra del artículo, Cambridge Dictionaries Online presta sus servicios...

El hecho de que no tengan "aún" una respuesta para semejante pregunta -quienes custodian con gárgolas temibles el lugar donde hacen negocios y en el cual Su Graciosa Majestad no manda...-, no deja de ser un dato ilustrativo.

Como mucho más ilustrativa es al respecto una breve expresión:
So, our moral priorities today appear to be more humanist than spiritual...
Frase sibilina, también, aunque creo que se entiende por donde pasaría la distinción entre lo humanista y lo espiritual (dicho sin rigor alguno, como se entiende fácilmente, aunque se ponga la mejor voluntad o no se haya estudiado mucha filosofía o teología.)

Todo lo cual -qué remedio queda- da pie para volver sobre las nuevas leyes y los nuevos mandamientos. Porque, después de todo, tener nuevos pecados capitales no es más que la contracara de la búsqueda de un nuevo decálogo.

lunes, 27 de marzo de 2006

Un superstite lupo di mare




Me reencuentro después de varios años con la poesía de Giuseppe Ungaretti, que siempre me gustó.

Reconozco que nunca me importó nada su hermetismo, ni su poética. Aunque tendría que apreciarlo (horribile dictu) profesionalmente. Sí me interesaron un poco más las peripecias de su vida, azarosa, melancólica: el lagar en el que se destilaron las cosas que de él aprecio en su obra.

La verdad es que siempre me entendí con él sin intermediarios. Por separado. Como con Quasimodo o Eugenio Montale, aunque un poco menos con ellos.

Los versos de Ungaretti me llevan a un tiempo atrás, unos pocos años después de su muerte. A nombres de personas italianas (como la inefable Maria Fassina) de una finura que no he vuelto a encontrar y que extraño penosamente.

Talantes y aposturas espirituales que me gustaría no hubieran pasado de este mundo. Tiempos, personas, vidas propias y ajenas que uno querría haber podido retener y no ha podido.

Me da alegría leerlo de nuevo.

Agonia

Morire come le allodole assetate
sul miraggio

O come la quaglia
passato il mare
nei primi cespugli
perché di volare
non ha più voglia

Ma non vivere di lamento
come un cardellino accecato

Veglia
Cima Quattro il 23 dicembre 1915

Un'intera nottata
buttato vicino
a un compagno
massacrato
con la sua bocca
digrignata
volta al plenilunio
con la congestione
delle sue mani
penetrata
nel mio silenzio
ho scritto
lettere piene d'amore

Non sono mai stato
tanto
attaccato alla vita

San Martino del Carso
Valloncello dell'Albero Isolato il 27 agosto 1916

Di queste case
non è rimasto
che qualche
brandello di muro

Di tanti
che mi corrispondevano
non è rimasto
neppure tanto

Ma nel cuore
nessuna croce manca

E' il mio cuore
il paese più straziato

Allegria di naufragi
Versa il 14 febbraio 1917

E subito riprende
il viaggio
come
dopo il naufragio
un superstite
lupo di mare

Mattina (Mattino)
Santa Maria La Longa il 26 gennaio 1917

M'illumino
d'immenso.

De este poema hay una versión anterior, menos densa pero potente igual:
Cielo e mare
(gennaio 1917)

m'illumino
d'immenso
con un breve
moto
di sguardo.



Templanza

En la Segunda Parte de la Segunda Parte de la Suma Teológica, la II-IIa., santo Tomás habla de las virtudes (y de sus vicios opuestos). Tanto de las virtudes teologales, como de las naturales.

Llevado por uno y otro asunto en estos días, fui a dar a la cuestión 142 que trata acerca de los vicios opuestos a la templanza.

Allí trata tanto de la insensibilidad como de la intemperancia (con el agregado de una finísima y provechosa comparación entre ésta y la timidez.)

No tiene desperdicio, me parece. No solamente por la doctrina misma. Sino, además, por la sorprendente cantidad de asuntos -muchos actuales en más de un sentido- que la cuestión, tan breve, contiene.

Por ejemplo, y al pasar, ¿cuál es el vicio más propio de nuestros tiempos, la insensibilidad o la intemperancia?

Otro asunto, ampliando el espectro a todas las virtudes y vicios alrededor de la templanza: el tratamiento de la cuestión pone de relieve algo que el propio santo Tomás sostiene en otras partes con respecto a la propia templanza: no es la virtud más importante, no produce el bien por sí (como pasa con la justicia, la prudencia o las virtudes teologales), pero sí dispone al ejercicio de otras virtudes, es cauce de otras más importantes y excelentes absolutamente hablando. Así como la lujuria, por ejemplo y en el mismo sentido, impide que la realización del bien tenga precisamente cauce, energía, velocidad y cadencia, arruinando virtudes más excelentes en sí que la templanza.

Y más todavía: la relación de la templanza con la belleza en el hombre, entendida como la entiende en el artículo 4 de esa cuestión 142; o como la propone más impresionantemente aún en un texto de san Ambrosio que trae como primera objeción en el artículo 2 de la II-II, cuestión 155 (tratando la virtud de la continencia): "... podría considerarse que se da la belleza general cuando el continente, regulando todos sus actos, contribuye a la belleza y honestidad universal."

No voy a decir nada inédito si digo que la trabazón óntica, metafísca, de la moral en santo Tomás es de una potencia que me supera largamente. Y que tengamos a mano semejante potencia y la tengamos dormida y arrumbada, es algo que me deja completamente perplejo.

sábado, 25 de marzo de 2006

Theotokos

De mis tiempos de estudiante guardo el recuerdo de El Milagro de San Ildefonso, el primero que desgrana Gonzalo de Berceo (1195-1265?) en sus "Milagros de Nuestra Señora". En ese "Milagro" se lee de San Ildefonso (601-667) que, además de escribir un libro en homenaje a la Virgen María (Virginitate Perpetua Sanctae Mariae), con lo que reforma el culto mariano en España:
Fizo`l otro servicio el leal coronado
fízoli una fiesta en el diciembre mediado
La que cae en marzo, día muy sennalado
quando Gabriel vino con el rico mandado
Alude con esto el clérigo de San Millán de la Cogolla a que el arzobispo de Toledo incidió decisivamente para que, como consecuencia del Concilio de Toledo, en 656, se fusionaran en España dos fiestas marianas.

Una se ha perdido para la devoción popular y es una pena. Se celebraba una semana antes del 25 de diciembre (el 18) y estaba dedicada a la "Expectación del Parto". La otra era la fiesta de la Anunciación, del 25 de marzo, que ya se celebraba desde antiguo. Ildefonso juntó ambas en diciembre, en razón de que, por la Cuaresma, diciembre es mes más festivo que marzo.

Con el tiempo, como se ve, la Anunciación volvió a marzo.

Parece que fue Orígenes (185-254) quien usó por primera vez la expresión Theotokos. Esta misma definición de la Virgen como Dei genitrix fue más adelante la del Concilio de Éfeso (431), que zanjó las disputas sobre las dos naturalezas de Cristo en la misma persona de Jesús y, a la vez y por lo mismo, la definición de la Virgen María como Madre de Dios.

Es interesante la historia. Y todas sus peripecias y recovecos. Tanto más la relación de cómo creció y por qué el culto a la Virgen a lo largo de los siglos.

Sí.

Pero el hecho mismo de la Encarnación en María de la Segunda Persona de la Trinidad divina es el Misterio de los Misterios, al que van a dar y del que penden otros tantos y hondos.

Cualquier otro misterio, comparado con ese, parece claro, diría. Y que Dios haya asociado a este misterio a una mujer, es más misterio agregado al misterio.

Décima por si en mayo floreciera mi limonero

Exhalan por ti y aroman.
Son luz de limón y son
niños del aire que doman
pasiones cuando se asoman.
Tiene ese raro don.
Azahares van al azar
por mayo al aire dolido
y en tu pelo va prendido
mayo que estalla en azahar
hasta perder el sentido.

viernes, 24 de marzo de 2006

Sensación térmica

Viernes, 24 de marzo de 2006

BUENOS AIRES
Actualizado 10:55

Niebla

Temperatura 18°C
Humedad 100%
Sensación térmica 27ºC




Podrá ser verdad o no. Podría ser un error. Pero que lo dice el diario, al menos, sí que lo dice.

Así en el diario como en la vida.

Niebla. 18° de temperatura. 27° de sensación térmica.

Mucha diferencia, ¿no? ¿Puede ser tanta diferencia?

Así en el diario como en la vida.

Mi decidida impresión es que sí.

Sí que puede ser.

No sólo puede haber tanta diferencia entre lo que pasa y lo que parece que pasa. Entre lo que que es y cómo se percibe lo que es. De hecho tantas veces -muchas, la mayoría de las veces-la hay.

Y si esto pasa en la temperatura, si esto puede hacer la sola naturaleza, qué no podrá hacer el hombre, mucho más sensible que los termómetros. Mucho más sensible a las sensaciones térmicas de la historia.

Se necesita una ascesis, se necesita una honestidad y una libertad enorme, inmensa, aunque -no vaya uno a confundirse- de medida humana, ciertamente, posible para el hombre. Pero difícil. Muy. Muy y muy.

Entretanto, y para las variaciones de sensaciones térmicas sobre los hechos históricos, están los diarios y las radios y la tele y los gurúes.

Igual, y hablando de lo mismo pero de otra cosa, suena medio raro ese asunto de pronosticar, predecir, indicar qué pasa y a la vez qué siento respecto de lo que pasa.

Al fin de cuentas, pienso, cualquier ideología -y casi toda percepción, aunque no tenga el sesgo intencionado de una ideología- es una especie de sensación térmica.

jueves, 23 de marzo de 2006

Décimas a la tarde de lluvia de abril próximo


De tu simiente tormenta,
Cielo, la lluvia llegó
y en el cielo, Cielo, ardió
mi trueno que se lamenta.
No hace falta que lo sienta;
ni a mi rayo, Cielo, ardido.
Con la lluvia, Cielo, crece
la semilla que sembró
tu dolor, y en él se mece
mi dolor agradecido.

Plácida, armada, lucida,
la nube que corre al viento
va cabalgando y erguida,
ella veloz y yo lento
por la tierra humedecida.
Mi voz feliz se demora
donde sangra el día y arde,
en cobre luz de la tarde,
el ave feliz que llora
la luz de abril que enamora.

Juntos el ave y abril,
La lluvia, la nube, el cielo
Y la luz que dora el suelo
De cobre, verde y añil...
Juntos van conmigo al vuelo.
Y esta tierra humedecida
pasa, la tarde que duele...
Y con dolor o sin duelo
pasa lo que hay en la vida
y la vida, como suele.

miércoles, 22 de marzo de 2006

Autumnus, por ejemplo

Las estaciones varían su inicio porque el año civil dura 365 o 366 días mientras el año astronómico o trópico dura 365,2422 días.

Como el año bisiesto dura más que el astronómico, después de un año bisiesto las estaciones empiezan más pronto. Luego con cada año normal las estaciones retrasan su inicio unas 6 horas, de modo que en los tres años normales retrasan su inicio 18 horas, hasta que un nuevo año bisiesto devuelve su inicio casi al momento de empezar el ciclo.

Se calcula el comienzo de las estaciones usando las siguientes fórmulas:

Equinoccio primavera del año Y: JD = 1721139,2855 +365,2421376*Y +0,067919*(Y/1000)2-0,0027879*(Y/1000)3

Solsticio de verano del año Y: JD =1721233,2486 +365,2417284*Y -0,053018*(Y/1000)2+0,009332*(Y/1000)3

Equinoccio otoño del año Y: JD =1721325,6978 +365,2425055*Y -0,126689*(Y/1000)2+0,0019401*(Y/1000)3

Solsticio de invierno del año Y: JD =1721414,392 +365,2428898*Y -0,010965*(Y/1000)2-0,0084885*(Y/1000)3

Luego hay que convertir la fecha juliana al calendario gregoriano. Restando las fechas julianas se obtiene la duración de las estaciones, excepción hecha de la duración del invierno; para obtener esta última se suma la cantidad aproximada de la duración del año trópico 365,2422 al comienzo de la Primavera del año Y obteniendo la del año Y+1 y se resta del comienzo del invierno.

Hay cosas mejores o peores en cualquier enciclopedia.

Y ni pienso ponerme a discutir -y a estudiar para discutir- el formuleo y las medidas astronómicas y...

No.

Ni pienso.

Al fin de cuentas, profeso una doctrina tipológica que me impide tratar con demasiada seriedad los argumentos ascendentes y autosuficientes y prefiero los descendentes, que, por otra parte, se me hace que son la verdad.

Por ejemplo.

Dirán lo que dijeren, pero las estaciones son, a la vez que ritmos y algo con causa física y móvil, un símbolo. Hasta la crítica inclinación del eje terrestre lo es.

Busquen en el real dicionario la palabra otoño. Verán que ni el primero, ni el segundo, ni el tercero, sino el cuarto significado dice: "Período de la vida humana en que esta declina de la plenitud hacia la vejez."

Y me parece que está mal. Aunque esté bien.

El otoño no es primero una secuela de los equinoccios y solsticios.

Los equinoccios y solsticios significan. Y, creo, es porque significan que son.

Lo primero es lo primero. No hay ningún desprecio por la relación típica y canónica de razón y fe (porque además no se trata enteramente de una cuestión estricta de fe), si digo -jugando un poco con los verbos significar y ser, porque también lo que significan es parte de lo que son- que primero es lo que significan ontológicamente y después lo que son.

Como si dijera que el otoño existe en la medida en que es preciso significar lo que el otoño significa. Los poetas saben más en este sentido que lo que saben los geógrafos, geólogos y astrónomos.

El ocre no es un color. Es el nombre de cierta declinación, de cierto descenso. Las hojas secas no son una dormición vital, son figuras de la caducidad y de alguna contingencia y hasta de alguna indigencia.

Saber más de todo ello es acercarse más a lo que significa. La ciencia está al servicio del sentido de la realidad, debe someterse a lo que las cosas son.

Y lo último -esto es, lo primero- que las cosas son es algún 'nombre' divino, alguna muestra de la infinita variedad de significados ('variedad' quiere decir ver los nombres de Dios, lo que Dios sabe y quiere de las cosas, lo que sabe de Si mismo, desde nuestra orilla humana), que son un solo ser en Él y muchas manifestaciones de su riqueza para nosotros.

Esa variedad de lo real es lo que estudiamos con fórmulas y estudiamos para formular. Y no está mal.

Pero no es suficiente. Porque nadie sabrá lo que es el otoño y por qué es cuando lo formule en una fórmula o cuando resuelva la fórmula.

Entenderá mejor la primavera, por ejemplo, el que la asocie a la Resurrección, y de ella tome el significado de la primavera (después de todo, por algo resucitó en primavera...)

Cuestión de analogías, al fin de cuentas, y de saber cuáles son los analogados mayores y los menores.

domingo, 19 de marzo de 2006

Loco y débil

Los judíos exigen señales milagrosas y los paganos piden sabiduría. Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, que es escándalo para los judíos y locura para los paganos; en cambio, para los llamados, sean judíos o paganos, Cristo es la fuerza y la sabiduría de Dios. Porque la locura de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza de los hombres.

Entiendo que san Pablo era buen orador, y que llegó a ser un retórico con experiencia. Sus discursos y cartas prueban que mudo no era. Entiendo entonces que usa aquí una figura: la locura de Dios, la debilidad de Dios. Entiendo que esto es una forma de contrastar locura-sabiduría y debilidad fuerza, usando a la vez el recurso de que lo inferior de lo superior es lo superior de lo inferior. Bien.

Pero Dios resulta aquí loco y débil. Mientras dice que Cristo es la fuerza y la sabiduría de Dios. Uno podría decir incluso que estas figuras son paralelas a aquellas palabras del propio Cristo hablando de sí y de sus seguidores: si esto hacen con la leña verde, qué no harán con la leña seca. Donde Él resulta verde y nosotros secos. El mismo estilo de oposiciones y contrastes docentes.

Pero igual Dios resulta allí loco y débil. Será una figura, será un contraste paradojal, una ironía, un recurso retórico. Sí. Pero creo que no solamente es un recurso para mostrar la sabiduría y la fuerza. Creo que es verdad. Y esto no es tampoco un mero recurso...

Dios es loco y débil. Así se nos aparece, porque así se apareció ante los apóstoles y quienes lo seguían. Así se apareció a Pilatos. O a Herodes. Todos ellos vieron locura y debilidad, donde no podían ver fuerza y sabiduría.

Dios es loco y débil. Y tal vez una prueba escandalosa de su locura y de su debilidad son sus elegidos. Y entre todos ellos, oscuramente refulgente, uno: José, el padre adoptivo de Jesús.

Ni la fuerza de los reyes, ni las peripecias de los jueces, ni David, ni Salomón, ni las aventuras y peripecias de su homónimo, ni Jacob, ni los legisladores, ni los patriarcas ni los profetas, ni la tragedia de Abraham, ni el drama de Abel. Noé, Enoc, Elías. Nada. Nada de eso.

José.

Por supuesto que se podría hacer un discurso acerca de los 'medios pobres' que Dios prefiere, sobre las paradojas de su sabiduría y de su fuerza. Pero no dejan de ser frases, verdaderas en cierto sentido profundo, conducentes, sí, pero...

José.

San Juan -precisamente uno de los que mejor y más vio a través de la locura y de la debilidad-, dice hoy, tras el relato de un rapto de 'locura':
Mientras estuvo en Jerusalén para las fiestas de la Pascua, muchos creyeron en él, al ver los prodigios que hacía. Pero Jesús no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba que nadie le descubriera lo que es el hombre, porque él sabía lo que hay en el hombre.

Y esto mismo podría aplicarse a la elección de san José.

viernes, 17 de marzo de 2006

Lá Fhéile Pádraig

Hay un dicho en Irlanda: The Irish forgive their great men when they are safely buried.

Para que eso no se cumpla del todo, bien puedo honrar al santo y célebre Pádraig en su fiesta con un fragmento de su potente plegaria (hoy la rezan, si la rezan, en inglés, claro...)

Críost liom,
Christ with me
Críost romham,
Christ before me
Críost i mo dhiaidh,
Christ behind me
Críost istigh ionam,
Christ in me
Críost fúm,
Christ beneath me
Críost os mo chionn,
Christ above me
Críost ar mo lámh dheas,
Christ on my right
Críost ar mo lámh chlé,
Christ on my left
Críost i mo luí dom,
Christ when I lie down
Críost i mo sheasamh dom,
Christ when I sit down
Críost i gcroí gach duine atá ag cuimhneamh orm,
Christ in the heart of everyone who thinks of me
Críost i mbéal gach duine a labhráionn liom,
Christ in the mouth of everyone who speaks of me
Críost i ngach súil a fhéacann orm,
Christ in every eye that sees me
Críost i ngach cluas a éisteann liom.
Christ in every ear that hears me.

jueves, 16 de marzo de 2006

O futuro do planeta

Parece una protesta de Greenpeace por el uso de transgénicos, a propósito de la reunión de 188 países en Curitiba, reunidos para discutir sobre Bioseguridad, en la tercera reunión del Protocolo de Cartagena...

¡Uau...! Pavada de asuntos y de títulos...

Los tipos se subieron, colgaron el cartel y al ratito la policía los bajó y los metió presos...

Pero, así son tantos asuntos de este mundo. Los fervientes ecologistas creen que están hablando de una cosa y en realidad están hablando de otra. Como la burra de Balaam, que ni sabía que hablaba, por otra parte.

Sí, señores: O futuro do planeta está em suas mãos...

Efectivamente. Y no le han mentido. Aunque usted no sepa, amigo verde (o de cualquier otra tonalidad), lo que significa semejante ironía.

* * *

El asunto, ahora, es distinto, porque todo indica que se trata de matrimonios y algo menos.

Se supone que se casó Tom Cruise con su noviecita Katie Holmes. Elemental, ¿no?.

La noticia dice que después de que nazca el hijo que ella está esperando, se casarán en una ceremonia 'tradicional' a fin de año.

Mientras tanto -ritos son ritos-, tuvieron una boda (¡otra más!) según las prácticas de la Cientología, secta a la que adhiere Cruise, entre otros hollywoodenses.

La secta fue formada por un cuasiescritor y presunto vivillo perversón norteamericano, L. Ron Hubbard, muerto en 1986.

Si consiguen pasar por alto la traducción (creo que no se puede), los que quieran leer un artículo de la revista Time sobre ...economía (¡¡¿¿??!!), se enterarán un poco del revés de la trama...

Hay algunos materiales recopilados por la misma mano, y dichos en la misma media lengua, en esta página, por ejemplo.

* * *

Y sí, muchachos.

O futuro do planeta está em suas mãos...

Por suerte.

miércoles, 15 de marzo de 2006

Memoria

Está la cuestión del homenaje. Y del rito. Es una cuestión difícil, creo. Puede simplificársela, claro, siempre.

La absoluta iconoclasia. El ritualismo. Dinamismo implacable o implacable inmovilidad.

No es fácil, no.

Y eso sin decir nada sobre aquello que se conmemora.

Y nada acerca de las razones para adoptar los extremos frente al homenaje.

Más complejo todavía.

Y ni qué decir del punto virtuoso frente a los homenajes y los ritos.

En lo que se hace al conmemorar se juega toda la ley y los profetas. Y en qué, cómo y por qué se conmemora, también.

* * *

Un día como hoy, por ejemplo, a eso de las 3 de la tarde, hace 25 años, murió el Padre Leonardo Castellani.

Si hay una vía misteriosa por la que ciertos hombres y mujeres sostienen con su existencia la de otros u otras cosas, creo que a él -entre otros hombres y mujeres- se le aplica.

martes, 14 de marzo de 2006

Clase turista

El asunto acucia.

Y cómo no...

Salgo de la estación terminal y entre la marea de gentes, policías, vendedores de chipá, facturas, relojes y paraguas, se cuela la voz baritonal de una joven alemana, tratando de explicarse en inglés, acompañada de un apuesto mozalbete nigeriano.

Y ya la catarata de voces y bermudas con sandalias no se detiene...

Mochilas, blancas pieles nórdicas exhibiendo coloraturas castigadas por el UV del verano que fenece. Jubilados yanquis, enfermeras suizas, electricistas franceses, estudiantes de nada de ningún país, mahoríes, fineses, hindúes...

La ciudad (no, la ciudad no: el entero país...) ha sido objeto de una invasión.

Exenos. Metecos. Viajeros y viajantes.

No estoy diciendo nada. No se me agolpen los ecuménicos. Tranquilos, oneworlders...

Digo, solamente, que hay una diferencia entre el peregrino, el inmigrante y el turista. Y acerca de ello voy cavilando. Y lo que se me va apareciendo a las mientes no es nada simpático, les prevengo...

Todos pertenecen al género de los trashumantes. Todos son homines viatores.

Pero una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa.

¿Serán todos hijos putativos de Odiseo?



Apunto estas cosas en la bitácora para no olvidar lo que no puedo olvidar.

lunes, 13 de marzo de 2006

Kyoto, 1984

Parece que en el Kyoto japonés, en 1984, J. L. Borges compuso estos versos.
Cristo en la Cruz

Cristo en la cruz. Los pies tocan la tierra.

Los tres maderos son de igual altura.
Cristo no está en el medio. Es el tercero.
La negra barba pende sobre el pecho.
El rostro no es el rostro de las láminas.
Es áspero y judío. No lo veo
y seguiré buscándolo hasta el día
último de mis pasos por la tierra.
El hombre quebrantado sufre y calla.
La corona de espinas lo lastima.
No lo alcanza la befa de la plebe
que ha visto su agonía tantas veces.
La suya o la de otro. Da lo mismo.
Cristo en la cruz. Desordenadamente
piensa en el reino que tal vez lo espera,
piensa en una mujer que no fue suya.
No le está dado ver la teología,
la indescifrable Trinidad, los gnósticos,
las catedrales, la navaja de Occam,
la púrpura, la mitra, la liturgia,
la conversión de Guthrum por la espada,
la Inquisición, la sangre de los mártires;
las atroces Cruzadas, Juana de Arco,
el Vaticano que bendice ejércitos.
Sabe que no es un dios y que es un hombre
que muere con el día. No le importa.
Le importa el duro hierro de los clavos.
No es un romano. No es un griego. Gime.
Nos ha dejado espléndidas metáforas
y una doctrina del perdón que puede
anular el pasado. (Esa sentencia
la escribió un irlandés en una cárcel.)
El alma busca el fin, apresurada.
Ha oscurecido un poco. Ya se ha muerto.
Anda una mosca por la carne quieta.
¿De qué puede servirme que aquel hombre
haya sufrido, si yo sufro ahora?

Es un extraño y nutrido compendio lo que apiló Borges aquí. Estoy seguro de que hay una lectura frontal y belicosa, de la que se seguiría una excomunica flamígera. Y no sin razones. Como también puede haber una lectura condescendiente y acogedora, que asienta a todas y cada una de las sugerencias y proposiciones. Y todas las posibilidades intermedias, con la siempre riesgosa - aunque no siempre injusta- atribución de intenciones.

Sin dudas para mí, es un texto teológico. Aun cuando se lo considerare propio del estadio estético, y propio de lo que Kierkegaard llamaría un poeta de lo religioso.

Hay para cualquier análisis, comentario o exégesis. Desde la aproximación propiamente teológica hasta la literaria, lógica o psicológica.

Habrá quien considere que, sin más consideración o melindre, debe sellársele el pasaporte al mundo de las sombras. Y listo.

Yo no lo creo.

¿Importa esto porque es Borges quien lo dice? ¿Importa porque lo que dice Borges es lo que otros muchos piensan y sienten y no dicen y tienen en él una voz? todo junto, tal vez, y algunas cosas más...

Me pregunto además, por otra parte, si no es, incluso, un modo indirecto y lateral -y bastante tenso, reconozco, y por lo mismo no universal- de repasar los misterios de la Fe y especialmente el de la Redención, cosa que en estos tiempos no está para nada de más.

Creo sí, que es, en todo caso y como parece, un Credo. Y como tal debe ser tenido y entendido y de ello sacar conclusiones.

Aunque se lo entendiera como el credo de alguien que está buscando un credo, de alguien que está negando un credo, de alguien que está simulando un credo, procurando establecer un credo corrosivo de los credos.

Y aún más. Si es un Credo, es también un Credo y una liturgia y una moral y hasta una escatología contenidas en esta formulación.

Podría uno discernir si todo ello procede de la perplejidad, del dolor, de la ceguera (voluntaria o fatal), del escepticismo, de la frivolidad.

Podría, sí.

Habría que ver.

domingo, 12 de marzo de 2006

Alguien

La única palabra con la que estoy de veras de acuerdo -es decir, casi casi sin nada para decir- es 'alguien'. El resto me parece como si dijera fatal, inmanentista, cruel, ciego, y hasta contradictorio.

No hay que suponer que acuerdo porque tiene una vaga referencia teísta. Antes de llegar a eso, antes de ponerle nombre a 'alguien', ya tiene denotación y connotación claras. Es una causa. Y una causa personal.

Y es la misma noción que está detrás de 'lanzó', de 'flecha', de 'te alcanzará al final'. Todo es causal en esa frase y es una causa personal. No lo digo yo. No lo dije. Solamente la estoy mirando.

Ese 'te alcanzará al final' es fatal -y parece que se regodea siéndolo- y hace sentido con 'alguien lanzó la flecha' -más regodeo...

Claro. Hay una cosa, algo, alguien, y tal vez sea eso: una inteligencia fría y determinante que te está esperando desde antes y que al lanzar la flecha sabe, quiere, hace algo: habrá de alcanzarte. Y se supone que la lanzó no por bondad o amor. Quiere que te alcance. ¿Cuándo? Al final. ¿Y qué es el final? ¿Cuándo es el final? ¿Por qué 'al final'? Porque resulta, parece que, lanzó la flecha para que te alcance y eso es el final: cuando te alcance. Final que nadie sabe ni conoce, salvo la causa, el arquero, suponemos.

El Arquero.

Nada es tan causal como el gesto del arquero y el conjunto plástico del arquero, su arco, la flecha y el final.

Sí. Muy bien.

Lástima que el tributo que la desesperación le paga a la realidad venga por el lado de la causa personal. Lástima para la desesperación, además.

Sí, lástima.

Pobre remedo del misterio de la existencia me parece. Pero.

Es un tributo, al fin de cuentas. Inevitable. Fatal. Y en tanto que fatal, a la vez que tributo, es un pobre tributo, casi una factura.

Claro. Visto así, la causa siempre sabe a 'fascista', a totalitaria, a autoritarismo brutal, señores míos. Y es lo más democrático que existe, a la vez. Nadie se queda sin ella. Hay para todos. La causa es como si dijéramos 'fatal'. Y el fatalismo, así visto, es una hipercausalidad desgraciada (en el doble sentido de la palabra.)

Hay causa para todos.

Menos para Uno. Incausado. Alguien.

viernes, 10 de marzo de 2006

Siamo tutti noi i lavoratori indiani
























SCUSI, E' OCCUPATO? I lavoratori dei villaggi vicini a Raipur, capitale dello stato centrale indiano di Chhattisgarh, viaggiano in treno quotidianamente con non poche difficoltà. La rete delle ferrovie indiane, una delle più grandi del mondo, trasporta ogni giorno circa 15 milioni di persone con l'utilizzo di circa 10.000 treni...

Eso dice el Corriere della Sera, hoy.

¿Saben lo que les digo a los del Corriere?: ¡Ja!

Agentes de pacotilla, desesperados, marketineros del charter: ¡Ja!

Pequeñoburgueses: ¡Ja!

Sepan, señores, que en la India, como en la Reina del Plata, los ingleses hicieron un tendido ferroviario para natives, de tal envergadura, que es capaz de trasladar semejantes cantidades de lavoratori, sin que los rieles crujan ni trepiden. ¿O creen que están hecho así nomás? No, al contrario...

Hagan un acercamiento de la foto y verán esas sonrisas dientiblancas; lean esos labios y verán que tal vez la palabra que oyen es "England!, England!", fervorosa, alucinada, paroxísticamente coreada.

¿Qué? ¿Creen que no hay lugar en el tren? ¿Creen que no ríen? ¿Creen que...? ¿Qué creen?

No, y no....

Tal vez salieron a celebrar a la rubia Albión, dirán...

O tal vez están simplemente viajando cotidianamente con no poca dificultad y se ríen, no por eso, sino a pesar de eso...

Estos tanos. No entienden nada. Se creen muy vivos exhibiendo a los perderores del tren de la historia.

-Vamos a subir al tren, sahib..., bajamos, sahib...

-Vamos a trabajar, sahib..., volvemos, sahib...

No, nada de eso.

Signori: Siamo tutti noi i lavoratori indiani...

Y eso, como tantas otras cosas, no lo saben ya los tanos, ni los ingleses lo supieron, ni...

Quotidianamente, es la palabra importante, pazguatos.

Con non poche difficoltà, no quiere decir nada importante. Valga la redundancia, quiere decir...

Quotidianamente, con non poche difficoltà, vale lo mismo que decir "la vida es la vida mientras estemos acá, y es dura y difícil, cotidianamente, día a día, hasta que acabe este tiempo..."


Ya sé, sí, ya lo sé.

HMS no estaba pensando en eso cuando tendía rieles para las líneas más largas del mundo, en la India, aquí, o donde haya sido que los tendió. No.

Ella es la madre que los tendió. Nada más. No sabía adónde llevaban en realidad, qué significaban.

Estaba pensando en otra cosa. Estaba pensando en viajar por este mundo, interminablemente. Como pensaba en saber dónde estaba al instante en este mundo. (Después de todo, puestos a ver, curiosamente el tendido de sus telégrafos que acompañó a sus rieles era invento de un tano: Guglielmo Marconi. Y la empresa que los tendió. Y que empezó en la India, para más datos. Mire lo que son las cosas...)

Tampoco entienden demasiado los tanos del Corriere: ya que vamos a viajar cotidianamente por este mundo para siempre jamás, viajemos sin mucha dificultad...

No. Ninguno de los dos entendió nada.

Sabe más un paria indiano, sabe más un albañil de Villa Astolfi del sentido arcano que hay en el viaje por esta vida quotidianamente, con non poche difficoltà, apenas colgado de un tren suburbano, y de lo que simbólicamente puede llegar a entender que esto significa, que lo que puede saber un cagatintas milanés del XXI que publica su foto o un pulcro ingeniero o banquero british del XIX, que lo ha diseñado o financiado.

La incomodidad es incómoda. No hay que ser inglés o italiano para darse cuenta.

Pero hay que atesorar ciertos símbolos. Y la incomodidad -de i lavoratori indiani o de cualquier otro viandante por los caminos de este mundo, mientras dure este mundo-, es un símbolo bastante aceptable de la realidad humana, mientras transita por los caminos de este mundo, mientras dure este mundo.

Si dispone de $7 para invertir en investigación aplicada -y no que yo lo haya hecho-, basta viajar en charter para darse cuenta.

Mocito de bombín













Lentamente, y al fin de la jornada
cumplida y fatigada de ocio impuro
-presente, sin pasado ni futuro-,
subió la calle y se perdió en la nada
de la niebla que besa el adoquín.
Entró por la ventana a la taberna,
una pierna primero y otra pierna
después, y ya, quitándose el bombín,
caballerosamente pidió un vino.
Lo admira la muchacha imaginando
su dicha -y su desdicha- junto al hombre;
y le niega la risa y hasta el nombre.
Pero el mozo, sin que ella sepa cuándo,
se la llevó en la grupa a su destino.

El fin de la vida

Leonardo Castellani en Doce Parábolas Cimarronas (Bs. As., Itinerarium, 1960 (f/c), pp. 156-173) trae un Apéndice (El Arte de las Parábolas), que si no es la mejor cosa que ha escrito es una de las mejores.

Casi diría que -más allá de la impresionante síntesis del espinosísimo tema de la Belleza y el Arte-, la aplicación de esos asuntos a las Parábolas de Cristo, justifica largamente la lectura de ese ensayo.

(Recuerdo ahora que el libro estaba en casa cuando era chico. Era de mi padre. Recuerdo haberlo leído 'suelto' -es decir, mal- en mi adolescencia primera, recuerdo incluso haberlo apartado y puesto -con cierta solemnidad- entre 'mis libros'. Pero recuerdo también que el tiempo me llevó a apreciar mucho más otras obras de Castellani y a desplazar ésta al grado de 'menor'. Hasta que. Un día descubrí ese Apéndice. Ya desde antes el problema del arte y la belleza me parecían axiales y acuciantes. Pero después de leer el ensayo de Castellani, nunca más pude pensar la cuestión sino en esos términos poco más o menos.)


Cada vez que es posible, recomiendo leerlo (dije algo ya hace como un año.) Incluso sabiendo que no pocas cosas de las que dice allí Castellani pueden 'escandalizar' buenamente. Pero también llegué a la conclusión -provisoria, claro, qué otro modo...- de que aceptar o no el planteo y las conclusions traza una especie de línea, y una línea muy importante.

Por otra parte, a unos el mero hecho de que lo diga Castellani ya les parecerá suficiente motivo para acatar (sí, acatar, con la voluntad, no con el intelecto...)

Como habrá quienes, por el mero hecho de que lo diga Castellani, jamás asentirían (sí, ahora con el intelecto...)

Pero es otro tema (que también me gustaría tratar, y habría que, pero no hoy...)

Por ahora, para empezar, una brevísima muestra de algunas proposiciones.
La Belleza no es el fin del Arte: es en realidad el fin de la vida. Pero en esta vida, la Belleza cojea. Está mordida en el talón por el Universal Pecado, lleva el veneno de la antigua Sierpe (L. Bloy), desciende de Eva. En esta vida, el nombre de Dios para nosotros es Bondad, no Belleza. (165)
Después de la resurrección de la carne (¡tan largo me lo fiáis!), la Belleza será el Nombre de Dios para nosotros: La Bondad, la Indulgencia y la Misericordia no serán ya necesarias, y la verdad resplandecerá sin velos, no ya en agrietados espejos o en adivinanzas; así como una estrella no ya reflejada en charcos. Dios reinará entonces como Belleza soberana, en nuestro ser y en nuestra actividad primero de todo; porque "seremos semejantes a Él cuando Le veamos como Él es". Él es Belleza antes que Misericordia, oso decir con Platón; es misericordioso porque (y hasta donde) la Misericordia es bella. (167)
Mas en esta vida, Dios nos exige a veces el sacrificio incluso de la Belleza -parcial y finita: ídolo el más peligroso para las almas altas. (167)
"Toda esa luz tan pura puede escondernos la tiniebla divina"- dijo el Areopagita. (167)
Seremos, me imagino, grandes edificadores de catedrales góticas etéreas y sucesivas con nuestro cuerpo y nuestra alma: como si dijéramos, grandes bailarines delante del Eterno.
Dios será entonces para nosotros, literalmente la Belleza; y dejará de ser el andamiaje rudo que sostiene nuestra vida moral. Fiat. (168)

miércoles, 8 de marzo de 2006

Más fierristas que el fierro, descarriados...

Resulta que tomé el charter.

Y, sí... Es lo que tal vez hacen 7 días de mal dormir, y una última noche -la de anoche- en completo blanco, siguiendo, con el corazón por el cielo, la estela del avión que se llevaba amores hacia el norte, hacia el imperio, en vela uno hasta cerciorarse de que el corazón está a salvo.

El antedicho, el charter, es un bondibus de largomedia distancia, pretenciosillo, incomodón, con aire acondicionado (comodón), a $7 por barba, viaje de ida. No les cuesta tanta calderilla a los 'abonados' (que es lindo nombre en la huerta, pero feúcho y duele si se trata de viajantes o de hombres a secas.)

Desde que sé que existe -más de 15 años-, hollé sus pasillos alfombrados y atravesé su aire perfumadísimo, qué diré, unas 4 ó 5 veces, esta última también contada.

Y, claro...

Lo que no me dijeron ya hoy mismo, los que lo supieron (ay, la aldehuela, ay...) y lo repartieron por allí.

Y el acta de elevación a juicio que me espetaron por infidelidad ferroviaria.

Desencanto de encantados, llantos de Israel esclavo en Babilonia o en Egipto, el planto de los militantes, sicarios de Barrabás beneficiarios de todos los bandos, al fin de cuentas.

Pero, está bien. Está bien. Son buenas.

Me lo tendré merecido. Igual, creo, me lo tomé con garbo, vea; y con una displicencia, viera usté lo que le digo...

Además, como la charla a bordo se me hizo densa y rica, cuando había llegado a la ciudad de la Yegua Tordilla, era como si no hubiera ido en nada ($7 más o menos...)

* * *

Ya volviendo, arrastrándome por el atardecer anémico de hectopascales, caluroso, fui -ritual, piadoso- al Retiro. Y me tomé el tren. Y no sé cuándo ni dónde me quedé merecidamente dormido, bendito, ausente.

Y así fue que reboté en mi pueblo y en estado de coma fui a dar a otro que está a tres pueblos de distancia del mío; y eso con suerte, porque la formación seguía y se internaba en el campo y más allá. Lejos.

Vindicta del riel. Claro que sí.

Las hadas de piedra y quebracho me sumieron en un sopor brujo y me llevó en alas el sueño que dan los dioses de hierro a los infieles.

* * *

Yo, penitente, contrito (pero sin haber sacado el boleto de vuelta, claro, porque esa es la prebenda de los durmientes ferroviarios, que ni las vestales y cancerberos de molinete se atreverían a desdeñar...), arrastré los pies del peregrino por el andén, llegando a casa, viniendo del otro lado, de afuera.

Noté una como indiferencia de todos y todas las cosas. Indiferencia medio fingida, medio genuina. Les era invisible, como si llevara la señal en la frente.

Se diría que me habían degradado, no expulsado. Que me habían sancionado. Una 'chufa', días de arresto.

Pero no había signo alguno en la testa. No.

* * *

Entonces levanté la frente. Sí, señor, ¿cómo no?, ¿por qué no?

No se trata así a un combatiente, a un soldado de tantas campañas. De todas las campañas.

No, señor.

Más respeto.

Que libertad reclaman los esclavos. Los hombres libres la ejercen...

* * *

Y con militar apostura, con orgullo y sin arrogancia, me fui directo a la cueva a tomar mate, ¡qué joder!

martes, 7 de marzo de 2006

Ojinegra la oliva en tu mirada

Primero una décima de nuestro poeta anual.

Una viñeta como las que suele pintar (tiene muchas, frescas, hasta humorísticas) con estas estrofas algo barrocas, pero del barroco que pinta también con raro lujo las cosas sencillas (no todo Góngora está en las Soledades, después de todo...)

Tiene varias pinturas así, como de acuarelas. En este caso, dedicada a la horca que sostiene la vid cargada de frutos, promesas de mosto que el fiel espera.
Horca - de vid

Ya la vid no puede más
con tanto lujo sabroso;
¡qué rebién! resolverás
su cansancio, horca, en reposo.
Tomas el pulso a su acoso
de inflamación moscatel:
impides que tanta miel
reo de su peso sea,
y le ayudas, cirinea,
a llevar su estado al fiel.

Hay formas y formas de leer esto. Y la sugerencia 'crística' -por más humoroso que sea el trazo-, no es para nada desdeñable. Tal vez se va muy ancho uno por esa exégesis. No sé. Pero imposible no es. Y baldío tampoco. Haga usted la prueba, y después me dice.

* * *

Barroquizando más, uno encuentra este soneto moldeado con cuidado, enjoyado. Queda, para los coleccionistas, acopiar más palabras compuestas. Y queda, para los inquisitivos, una decisión algo barroca también por lo bifronte y claroscura y ambivalente.
Pena - bienhallada

Ojinegra la oliva en tu mirada,
boquitierna la tórtola en tu risa,
en tu amor pechiabierta la granada,
barbioscura en tu frente nieve y brisa.

Rostriazul el clavel sobre tu vena,
malherido el jazmín desde tu planta,
cejijunta en tu cara la azucena,
dulciamarga la voz en tu garganta.

Boquitierna, ojinegra, pechiabierta,
rostriazul, barbioscura, malherida,
cejijunta te quiero y dulceamarga.

Semiciego por ti llego a tu puerta,
boquiabierta la llaga de mi vida,
y agriendulzo la pena que la embarga.


Y sí.

Bifronte. Y tal vez haya que decidirse.

Porque, en el último terceto, la pena, ¿embarga a tu puerta o a la llaga de mi vida?

No es lo mismo, ¿no es verdad?

Y cuento, por supuesto, con que hay tanto de agrio como de dulce en la acción, sea cual fuere el caso, como para que nadie gloriándose de lo dulce omita lo agrio u, omitiendo lo dulce, cargue sólo con lo agrio.

Pero veamos.

Porque una cosa es agriendulzar la pena que embarga tu puerta: y casi triste cosa es, creo, porque ya tiene bastante la puerta con la pena como para ir a agriendulzarla; triste sí, aunque en algo disculpable acaso, si es que de verdad llego semiciego por ti.

Y otra cosa, en cambio, tal vez fatal y necesaria, ya que se exhibe boquiabierta la llaga de mi vida, es agriendulzar la pena que embarga mi llaga. Que eso ya corre a mi cargo, en lo dulce como en lo agrio, como en lo agridulce. Que eso ya es cosa mía, digamos.

* * *

Un parteaguas, me parece.

Y si es así, y creo que es, allí se miden los que aman.

De modo que, verá usted, buen amigo, estimada amiga, qué cosa anda agriendulzando cuando le toque en suerte esa parada.

Y cómo le va en ese empeño.

lunes, 6 de marzo de 2006

Por la dolencia y por la sierra arriba...

Iba a llevarlo al viaje. Pero al final no lo hice, aunque no sabía entonces que iba a rodar y viajar y maldormir de noche y andar y caminar de día, durante los días de esta vuelta surera.

Cuando llegué, a la vuelta, entre las primeras cosas estuvo buscarlo y desamordazarlo y regresarlo.

Y habló y dijo esto.
El silbo del mal de ausencia

Pedro te llamas, Pedro, pena mía.
Pedro me llamo, y ¡ojalá lo fuera!:
¡ay, piedra del barranco y la ladera
de esta joven y vieja serranía
siempre pasada y siempre venidera!

No sería esta llaga
sin curación, amor, sin ti, posible,
que reconcome el corazón y estraga,
cuanto más contemplada más terrible.

Todo lo puede un fuego propagado.
Dolido voy de zaga
del aire y el ganado,
con el alicamiento de la aulaga
y con la delgadez de mi cayado.

Más triste que un cordero degollado
de la dolencia voy a la dolencia,
por la dolencia y por la sierra arriba.
¡Ay, cuánta soledad sin la presencia
de tu compaña, nieve decisiva!
¡Ay, cuánta lana y cuánto pastoreo!

Con una sencillez sin competencia
sabe el Señor que sufro, como meo,
este tenaz deseo
de ver la paz serrana de tu frente,
cuya serenidad no hay quien discuta,
pero sí quien evita tercamente:
la ausencia, esa hi de puta.

Voy por la luz hirsuta
sobre el imán del precipicio esbelto,
y suicido suspiros y pesares
limitado y envuelto
por los altos silencios ejemplares.
Me asaltan a millares
el cardo fósil y el espino denso;
y espino soy que embiste
y cardo que ardo solo si te pienso.

Bien por ti, Miguel Hernández. Bien por tus Silbos.

* * *


Recién ahí me di cuenta de que el viaje -este viaje, esta parte del viaje- había terminado. Y hasta que no lo leí, no terminó del todo, me parece ahora.

No sé si habré hecho bien en no llevarlo. Porque me habría bonitamente acompañado por el campo y por la sierra, este pastor de campos y de sierras, que él es y yo no. Tal vez me habría ayudado a ver cosas que se me pasaron o que miré y no vi. En aquellas tierras de ausencia, en esa tierra de altos silencios ejemplares.

Es bueno el verso
...la ausencia, esa hi de puta.
Pero.

No sé.

No siempre.

La ausencia, Miguel, es tanto desdicha como promesa.

Las cosas que faltan, Miguel, al fin de cuentas, si son malas no faltan, porque no deberían existir. Y si son buenas, Miguel, tampoco faltan. Apenas se demoran.

Por eso mismo, Miguel, por lo de la sierra arriba, a pesar de la dolencia, y también por la dolencia:
Más triste que un cordero degollado
de la dolencia voy a la dolencia,
por la dolencia y por la sierra arriba.

Y así en todas las cosas, Miguel, en toda cosa.

Desde la patria al corazón, Miguel...
...por la dolencia y por la sierra arriba.


Ánimo, Miguel, que vas de vuelo...

domingo, 5 de marzo de 2006

7 de marzo, 1827

Está bien que el primer viaje del año haya sido al sur. Dónde si no, pensándolo bien. Por breve que haya sido y apiñado, intenso.

Conocí esta vez mejor una zona que conocía poco: de Bahía Blanca primero al sur y al después al este y noroeste.

Bastante más del campo de la provincia de Buenos Aires al sur y un toque de costa, apenas.

Casi todo fue trabajo (aunque ya querría más de uno que me sé, trabajar así, viajando, mirando, viendo, buscando ver...)

El centro de la cuestión fue Carmen de Patagones y un poco menos la gemela Viedma. Lo demás fue deriva sabrosa por los campos y algunas serranías.

De todo, y más allá de los resultados de la investigación, lo que más me llamó la atención fue el 7 de marzo, fiesta grande en el pueblo. Épica pura. Claro que ahora se le mezcla algo de festival pero, así y todo, parece que el espíritu le viene durando.

Un combate de la guerra con el Brasil, en 1827.

La historia es de película (ya que el cine se viene quedando sin asuntos desde hace...)

Durante aquella guerra -ay, la patria y sus derrotas en los triunfos...-, teníamos pocos barcos y Brasil muchos y bien buenos. De modo que había marinos casi todos extranjeros con patentes de corso para hostigarlos y darles guerra.

Así fue que en el Atlántico, los brasileños sufrían el asedio que les hacía perder mercaderías y barcos. Entre las mercaderías había esclavos africanos, claro...

Por eso fue en parte por lo que Brasil bloqueó el Río de la Plata, para que los corsarios no volvieran con sus presas y preseas a puerto.

Hubieron de ver éstos dónde recalar y allí estaba el fuerte de El Carmen, en una lonjita de apenas 15 kilómetros de largo por 5 de ancho, en las márgenes del Río Negro, a unos 40 kilómetros de la desembocadura en el mar, tierra adentro. Peligroso pero seguro. Era un pedacito de tierra pactado por el virrey Vértiz con el cacique pampa, allá por 1778 y 1779. Fuera de eso, todo era pampa y de los pampas, menos el mar.

Y los corsarios se fueron a refugiar allí tras cada vuelta punitiva. Brasil tomó cartas y mandó una expedición (que comandaba un inglés..., cómo no): cuatro barcos de guerra bien artillados (dicen que una sola nave tenía 22 cañones y todas las nacionales sumadas, 11) y unos 700 soldados.

Buenos Aires (claro..., Buenos Aires, claro...), mandó un par de piezas de artillería menor y un poco de pólvora. Y la orden de arreglar con los indios para que Brasil no le creara un frente por detrás, por tierra, una vez tomado el fuerte, lo que Buenos Aires daba por hecho y por perdido. Para eso maniobraba un gaucho, diz que medio matrero, Molina, que tenía buenos tratos con los indios.

De modo que el fuerte y las gentes de allí pronto supieron que no había más ayuda que nada. Y que tenían que vérselas solos.

Vistieron a las mujeres, viejos y niños con ropas de milicos y los pararon en lo más alto de las murallas del fuerte. Cuando el inglés miró hacia allá vio más 'soldados' de los que creía que vería. Vio además -desde la cima del cerro de la Caballada que domina el panorama desde el este- un escuadrón ad hoc de caballería variopinta, de unos 130 hombres -y hasta de niños- que le presentaban combate desde el oeste.

Había metido sus barcos por el río después de volar de un cañonazo una pequeña batería que le abrió fuego en la desembocadura. Allí murieron en los últimos días de febero, los primeros. Pero el inglés no conocía el río. Los barcos toparon con bancos y oleadas. Uno de ellos encalló y fue destruido por la 'marea', avanzaban lento y en peligro. Los pequeños barquitos los hostigaban. El inglés decidió atacar por tierra, bajó la tropa de infantería y avanzó, tomando posiciones en el cerro. Pero en el primer encontronazo fue herido de muerte (por suerte, ¿no?: el jefe de la expedición tomando algunos riesgos...)

La consiguiente confusión entre los brasileños, el ataque de la caballada entre los que estaba el propio Molina y que comandaba un tal Olivera, la persecución de la desbandada, la derrota. Separados entre sí, los barcos también cayeron.

Fue el 7 de marzo de 1827. Un chico que todavía no cumplía 17 años, Marcelino, y que estaba en la tropa montada, fue el que galopó al fuerte a dar la noticia de la doble victoria. Esa noche hubo fiesta. Y cada 7 de marzo desde entonces.

Vi en el museo unos bastones. Cuentan que los criollos -y maragatos (otro día hay que contar de ellos)-, tomaron la nave brasileña Itaparica -además de los trofeos de guerra y las banderas que están en la iglesia de Ntra. Sra. del Carmen, en Patagones-, que se usó después entre otras suertes como nave corsaria por un tiempo, con bandera argentina. Al fin, la desguasaron allí mismo. Y los vecinos se quedaron con las tablas y arreos de la nave. Con eso hicieron muebles de toda clase.

Y bastones. De recuerdo.

Y lo bien que hicieron.

¿Qué mejor empleo para el maderamen de una nave de mar derrotada en un río que venir a dar en bastón de tierra...?