jueves, 18 de mayo de 2006

Monerías

No me parecería mal tener una charla con este simpático Nictitans, a falta de un interlocutor mejor.

Creo que hay dos problemas. Metodológicos, diría.

El primero es que el lenguaje 'científico' de los medios de comunicación es tan nebuloso, fantasmagórico y espectacular que se hace difícil saber si vamos a hablar de lo mismo.

La mayor parte de las veces, es 'ideológico', en el peor sentido de la palabra. Y ni siquiera de esa especie de ideología científica que no inventaron pero que consolidaron los iluministas, que mira por sobre el hombro con una sonrisa de soslayo cualquier 'demostración' científica que no sea experimental o matemática.

Y no estoy diciendo que esa ideología científica sea mejor que la mediática. Digo que es más difícil de juzgar seriamente en ciertos ámbitos y que, por lo mismo, está menos al alcance de, digamos, un lector corriente de bitácoras electrónicas.

Por otra parte, la experiencia dice que es bastante difícil someter a un científico de la especie que describo a un acuerdo respecto de la cosa acerca de la que vamos a hablar. Y, por poner apenas un ejemplo pertinente al caso del que trata este comentario: ¿Qué quiere decir 'hablar' (con o sin comillas)? ¿A qué en un presunto hablante le atribuimos la facultad de 'hablar'? ¿Cuál es el sujeto de esa facultad? ¿Hay alguna relación entre la capacidad intelectual de formar conceptos y la facultad de hablar? ¿La capacidad de formar conceptos es propia de la inteligencia? ¿Es la inteligencia una potencia cognoscitiva diferente de la potencia cognoscitiva sensible? ¿Hay distinción real entre sentidos externos, internos y potencia cognoscitiva intelectual? ¿Son las palabras signos de los conceptos y éstos de las cosas? ¿Hay algún componente volitivo en el acto de habla? ¿Es la voluntad otra potencia distinta realmente de la potencia cognitiva? ¿Hay arbitrio en la sintaxis? ¿Es sistemática o libre la elección de los sintagmas? ¿Es la capacidad de hablar érgon o enérgeia, según la dicotomía expuesta por Von Humboldt, por ejemplo? ¿Tiene a su vez razón Chomsky y su linguistic competence, en Language & Mind?

Y más y más preguntas que hay que despejar en el trámite de esta amable conversación.

Conversación que, en términos mediáticos, es a veces más fructuoso mantener con nuestro amigo Cercopithecus, quien es probable que lo haga de buena fe. Y no pocas veces, también en términos científicos, pues Nictitans será incapaz de negar o afirmar lo que ignora, o de mostrar un desprecio que sí se deja ver en ámbitos menos primarios.

Me parece difícil poder negar que, junto con la universal vocación por el conocimiento que todo hombre tiene, mucha ciencia tiene una otra vocación bastante menos natural. Una vocación iconoclasta diría, en la que se solaza. Una vocación crítica, dicho esto en términos hermenéuticos.

A veces, tomarse en serio algo ridículo, supone al menos reírse.