lunes, 26 de junio de 2006

Freedom

Con sus "339 metros de proa a popa -es casi 70 metros más largo que el Titanic- y sus 63 metros de altura, cuatro metros menos que el Obelisco", me pregunto: ¿bastará para estar seguro 'en el mar'?

Que estas 160.000 toneladas (el equivalente a "32.000 elefantes...") se llamen Freedom of the seas no me parece que ayude para nada. ¿Fredoom of the seas over the seas?

Una libertad de los mares, sobre el mar, que resulta todo un grito. Casi histérico y nervioso, diría. Porque, por ejemplo, con semejante lastre debe ser muy difícil 'salir del mar', y más todavía si le ocurre tener que vérselas con el fondo del mar, en vez de surfear la superficie.

Parece que los hombres hacemos esto una y otra vez. Esta pasión 'titánica', digo. Y es curioso y significativo que lo hagamos pensando en el placer y la diversión. Que se nos ocurra asociar algo tan terrestre como semejante mole -la mayor cantidad de estabilidad de la que seamos capaces en medio de la mayor inestabilidad-, a algo tan poco firme como el mar. Y que además nos parezca divertido divertirnos de ese modo.

Es verdad que el hecho de que el capitán sea marplatense podría masajear el infinitamente inflable ego argentino. Es verdad. Podría, sí, aunque en este caso...