jueves, 29 de junio de 2006

A usted le hablo...

Es una de esas cuestiones hasta cierto punto completamente ociosa. Algo que es como el revés de una trama y que en razón de ello no debe tratarse, o simplemente no se trata.

Por eso.

Aclararía, por una parte, que estoy obligado a la consideración técnica de estas materias. Es uno de los asuntos que debo estudiar, como si dijera, profesionalmente. Pienso también que, en tal caso, no tendría por qué exponer ese costado del asunto ante... qué diré, ¿usted?, ¿ustedes?

Pero, por otro lado, la consideración del destinatario es algo que siempre aparece en el horizonte del que está sometido casi continuamente a un auditorio.

Entonces, composición tema: el auditorio o el interlocutor.

Y más específicamente ahora: ¿a quién le hablamos cuando hablamos? ¿Con quién estamos hablando cuando escribimos a través de un medio como éste?

De tales asuntos se siguen otros: ¿qué le estamos diciendo a quién? ¿Cómo lo estamos diciendo? ¿Por qué lo estamos diciendo? Y cada uno de ellos es materia de más y más notables -y a veces importantes- cuestiones ociosas.

Me doy cuenta de que las respuestas se disparan en todas direcciones. No solamente porque hay -puede haber- varios interlocutores, varios auditorios, a veces superpuestos. Está, además, la intención del propio autor que en ocasiones le habla a alguien en particular (siquiera a un genérico lector) y a veces ensaya una dicción más próxima al soliloquio, nunca del todo excluyente ni inocente, me parece.

Hay casos, entiendo, en los que el interlocutor se desdibuja o parecería desdibujarse. A veces, porque no es exactamente un inter-locutor, no pleno al menos. Recibe más de lo que interviene. Pero eso mismo es parte del asunto, tal vez y sin tal vez. Más auditorio que interlocutor. Y habrá una razón para ello.

Sé también que hay modos más 'ingenuos' de abordar el tema: descubrí este medio, por ejemplo, me gustó, me divierte, lo uso. Y listo. Sí, está claro. Y está bien. Nunca, sin embargo, tan 'inocente' que la cuestión ociosa no esté presente y hasta modele desde adentro del propio autor lo que va a decir, cómo lo va a decir. Y así.

De todas formas, allí está el asunto.