sábado, 15 de julio de 2006

Astrómetro casero

Instrucciones para gallinas.

1. Ustedes van y con mucho cuidado ponen 'Riquelme' en Google, luego Imágenes.
2. En la primera página que aparece, segunda fila, séptima foto, encontrarán referida una entrada de la bitácora de su servidor.
3. Así podrán apreciar el icono del astro del balompié, signado entre nos en octubre de 2005.

Conclusiones (para gallinas, anche...)

Por esta vía indirecta no deben colegir la difusión global de esta bitácora, pese a que apuntan a ella -accidentalmente- gentes colombianas, irlandesas, turcas, iraníes, mexicanas, alemanas, italianas, británicas, iraquíes, taiwanesas, israelíes, japonesas... Sí, gentes, así en plural: no uno de cada país o región del planeta.

Repito: el mundo no amanece inquieto por las tonteras que su servidor haya maquinado cada día respecto de tantos y variados asuntos que, con pluma vacilante, trata de solventar y no consigue.

No es verdad que, con ustedes, gentes de todo el mundo leen éstas mismas líneas.

No, señor. No y no. Definitivamente. No se hagan ilusión ninguna.

Lo que sí deben digerir es, en realidad, la consideración en que se tiene al humilde jugador provinciano en el ancho mundo. Y el modo en que crece su figura -y la búsqueda de su 'figura'- tras la extinción del Mundial, con aquella partita que encabezaron Zidane o Materazzi.

Así, ingenuamente, el infrascripto llegó a la estadística mistonga de la avidez de fútbol que hay en el orbe. Así, a percibir la nostalgia de elegancia que algunos -pocos, por suerte- apenas son capaces de ver, no ya de apreciar.

Y que multitudes copiosas, recuas, piaras y cardúmenes, bandadas y tropas anhelantes, ejércitos diversos, vengan a la casa de su servidor a por siquiera la imagen del muchacho, no deja de llenar de una sana satisfacción. De la sensación restaurante del deber cumplido.

Y más: es la misma justicia. Poética, inmanente.