martes, 25 de julio de 2006

León blog, the untamed

Un áspero aunque sentido rumor de queja y lamentación se levanta como tolva en el desierto, como remolino de polvo y arena.

Y creo que es culpa mía, malhaya...

El caso es que tengo por sabido que hace ya tiempo que grupos entusiastas de conocidos/amigos se ocupan y se preocupan por la deficiente sociabilidad de su servidor, en todo ámbito: del asado y la guitarra plural al blog, del culto al scrum o al chewing gum colectivo hasta la morosa y benéfica conversación.

Y la razón que tienen: Felices de ellos que pueden gozar de las mieles de la sociabilidad y zambullirse en la multitud como fraternales cómites. Ya decía Aristóteles que el hombre sin comunidad se vuelve una bestia...

Me temo, sin embargo, que -poniéndose incluso en gastos y expensas- pudieron haber llegado a organizar innúmeros simposios (banquetes, quiero decir, en griego...) no con este excluyente propósito pero también para dirimir la cuestión, con deliberaciones sesudas acerca de la etiología, naturaleza y modalidad de los hábitos claustros y cerriles de -entre otros, quizá- su infrascripto.

Ay, de mí...

Ahora bien: Tate, tate, folloncicos...

Porque no quiero estar del todo ausente frente a los desvelos de tan buenas gentes. No debo. Que también yo -casas más, casas menos- soy al fin al cabo un zoón politikón...

Por ello mismo, me ocupé de una ricerca que ayudara en algo a orientar las angustiadas reflexiones, ya que no habrán de solverse así como así. Y creo que alguna punta, les conseguí.

Al final, parece que era lo ya sabido: lo más probable es que tenga un gen untamed, feroz y agresivo, refractario a la domesticación.

Ya sabía yo que la sola materia podía bastarse para explicar la cosa y que si no era cuestión de química (suponía ingenuo que nada más había alguna sociotonina en disfunción...), bien prodría tratarse de una cuestión de genes. Y tal vez cuestión de un solo gen (claro: otro insociable solitario, lógico...)
One possibility is that a handful of genes -perhaps even just one- underlie all the changes seen in domestication. A structure in the embryo of all vertebrates, known as the neural crest, is the source of cells that constitute much of the face, skull and pigment cells, and many parts of the peripheral nervous system and endocrine system. If the genes in the neural crest cells were delayed just a little in coming into action, a whole range of tissues could be affected, including the maturation of the adrenal glands that underlies the first fear response of young animals, Dr. Fitch has written.

Could a single gene that affects the timing of neural crest cell development underlie the whole phenomenon of animal and human domestication?