lunes, 3 de julio de 2006

Música, maestro...

Mientras andaba con desgano de una cosa en otra, de aquí para allá, entre esto y aquello, me ocupaba de la locura que se viene. Podrá ser cosa de argentinos tal vez, pero la segunda parte del año puede llegar a volver loco al más pintao...

Y cuando clarea el fin de año, ay, ay, ay: la de proyectos e ideas geniales que se le ocurre a cada quien..., para el año que viene, pero que hay que resolver ahora. Esa reunionosis aguda y febril.

Ese 'tenemos que...', petulante y prometeico. Y mentiroso.

El asunto es que, en los huecos de esto y aquello, me ocupé con voracidad de fatigar las búsquedas de un sitio u otro -casi terapéuticamente, fíjese lo que estoy diciendo...-, detrás de músicas varias, como quien se quedó sin cigarrillos -y es fumador, claro-, a las 2 de la mañana...

'Necesitaba' unas cuantas canciones y unas cuantas letras.

Esto resultó de gran ayuda para algunas cuantas cosas. Claro que la vastedad de sones me distrajo por andurriales no aptos para señoritas de su casa. Pero, por ejemplo, recalé también en estos sones (sí, sí... ya sé... un poco -y más que un poco- militante de varias milicias el lugar; y siempre molesta esa pesadez del militante..., ya lo sé: pero estaba buscando música, ¿lo dije ya? Y anduve paseando por allí un buen rato, porque había bastante de la que me gusta...)

Ahora bien.

Nadie pida que reconstruya el camino que hice. No sabría. No puedo explicar cómo llegué de una cosa en otra a la frontera galaico-portuguesa de la Unión Europea. La de ahora, la del siglo XXI. No la retrógrada y feudal explotadora de pobres campesinos y hambreados burgos, aquella Europa medieval y maldita...

No, esa Europa no: la de ahora. La mismita de ahorita. La del bienestar irlandés o la de las felices neodemocracias del Báltico, por ejemplo, y cosas de ese rumbo.

En fin, la del euro, ¿vio?


¿La música? Ah, no..., la música que encontré me resultó casi-casi toda muy buena.