sábado, 8 de julio de 2006

Torcedor

Mis preferencias están claras. Es una ventaja. Enorme.

Como pasa con algunas otras cosas: se puede descansar porque no están sujetas al vaivén (o al rodar) de un albur...

Uno podrá ir (o volver) a ellas cuando quiera. Incluso nunca. Siempre serán, siempre estarán.

No duran ni 90 ni 120 minutos. Algunas duran mucho más: 3 minutos y 27 segundos.

Y mil años.

Por eso, esta muestra de talento es mi 'torcida': un regalo.

Siempre será una ventaja superlativa poder festejar -lo que sea: la música, por ejemplo- con una canción melancólica.

Y la pizca de flamenco ya es un lujo, una fiesta aparte.

Cosa mía, ya sé.