martes, 15 de agosto de 2006

Feriados nacionales

Me voy a aprovechar, para decir esto, de que la izquierda no lo va a hacer. No importa qué izquierda ni de cuál de las distintas capillas y denominaciones. Ni siquiera importa si es una izquierda religiosa o una izquierda laica. Ninguna de ellas se animaría a levantar su puño para denunciar las cosas muy importantes.

Tampoco la izquierda entiende por qué debería hacerlo y, en muy buena medida, por eso la izquierda es la izquierda.

Aunque esto es, apenas, la mitad: tampoco lo harán otros que no sean de izquierda y estén en contra de la izquierda o crean que lo están o digan que lo están.

En realidad, es viejo el asunto, y en más de una cosa se cumple la sentencia: en aquella hora se hicieron amigos...

¿Quiénes? Pues, por ejemplo, los militares -y los civiles- del último gobierno militar y las izquierdas varias.

El caso es que la madre de los feriados actuales es la ley 21.329, que fue sancionada y promulgada el mismo día: el 9 de junio de 1976.

(Después vinieron otras cosas, remiendos, parches: 22.655; decreto 901; 24.445; 25.370...)

Así llegamos hasta hoy. Y poco más o menos así seguirán las cosas.

Pero fue aquella ley 21.329 la que puso el marco y la que eliminó el feriado de la Asunción del 15 de agosto (y el del Corpus Christi, por ejemplo...) y lo hizo aduciendo, como razón importante y seria, que había que dejarse de festicholas y producir más.

Un riesgo siempre será que se me acuse de pietismos y tradicionalismos. Qué remedio, no tengo cómo evitarlo. Como habrá quien diga que una fiesta no arreglará occidente. Como también podrán decir que es mejor que una 'cultura' se parezca lo más posible a ella misma y, entonces, mejor que no parezca que la nuestra es una sociedad piadosa y cristiana. Con las dos últimas razones estaré en parte de acuerdo, aunque el valor intrínseco de ciertas cosas no tiene que ver con su aceptación o su utilidad social extrínseca.

En fin. Lo que quieran. Pero lo que es, es.