lunes, 20 de noviembre de 2006

Pilósofo (*)

Como en el texto dice el propio autor, Alejandro Rozitchner, que él es filósofo, habrá que tratarlo como propone que se lo trate, es decir filosóficamente. En el sentido vulgar, digo, al menos. 'Tomátelo filosóficamente', digamos.

Vayamos por partes, entonces.

Primero leer atentamente, con calma.

No todos los modernos o posmodernos piensan exactamente lo mismo respecto del asunto. En realidad, el asunto parece ser primero la educación. Sin embargo, es el disparador para poner en cuestión el cielo y la tierra. Lo cual no me parece del todo mal. Si estuviera bien.

Pero.

Con calma, filosóficamente.

Por lo pronto, y mientras vamos leyendo, creo que debería abordarse este ensayo con dos coordenadas hermenéuticas a la mano.

La primera, el obsesivo peso que parece tener el paso del tiempo en la concepción rozitchneriana.

La segunda, la probable confusión -indigna de un filósofo, creo- entre lo que pasa y lo que es. Y cuánto de lo que es hay en lo que pasa. O no. Y así.


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(*) 'Pilósofo', sí. Con 'p'.