lunes, 27 de noviembre de 2006

Venga a nosotros tu Reino...

-¿Usted no tiene miedo de morir?

-Ustedes son los que tienen miedo de morir, yo no. Mejor dicho, aquí en la cárcel ustedes no pueden entrar y matarme, pero yo puedo mandar matarlos a ustedes allí afuera. Nosotros somos hombres-bombas. En las villas miseria hay cien mil hombres-bombas. Estamos en el centro de lo insoluble mismo. Ustedes en el bien y el mal y, en medio, la frontera de la muerte, la única frontera. Ya somos una nueva "especie", ya somos otros bichos, diferentes a ustedes. La muerte para ustedes es un drama cristiano en una cama, por un ataque al corazón. La muerte para nosotros es la comida diaria, tirados en una fosa común. ¿Ustedes intelectuales no hablan de lucha de clases, de ser marginal, ser héroe? Entonces ¡llegamos nosotros! ¡Ja, ja, ja?! Yo leo mucho; leí 3000 libros y leo al Dante, pero mis soldados son extrañas anomalías del desarrollo torcido de este país. No hay más proletarios, o infelices, o explotados. Hay una tercera cosa creciendo allí afuera, cultivada en el barro, educándose en el más absoluto analfabetismo, diplomándose en las cárceles, como un monstruo Alien escondido en los rincones de la ciudad. Ya surgió un nuevo lenguaje. ¿Ustedes no escuchan las grabaciones hechas "con autorización" de la justicia? Es eso. Es otra lengua. Está delante de una especie de post miseria. Eso. La post miseria genera una nueva cultura asesina, ayudada por la tecnología, satélites, celulares, Internet, armas modernas. Es la mierda con chips, con megabytes. Mis comandados son una mutación de la especie social. Son hongos de un gran error sucio.
Pertenece a un texto que me llegó ayer.

El reportaje tiene su interés. Y vaya si no (aunque es cierto que esta clase de entrevistas ha sido negada por las autoridades brasileñas y por varios medios); en particular por el lenguaje. No solamente por las cosas de las que habla. El modo de preguntar del entrevistador (¿/a?), el modo de responder del entrevistado. La relación entre ambos. Lo que ambos parecen representar (aunque haya mucho de 'terrorismo verbal' en el entrevistado...)

Pero hay una cantidad de asuntos allí, además, bastante más importantes que eso. Incluso en el caso de que todo sea falso.

Porque falso o verdadero, está el telón de fondo que hace posible la representación.

Tiene su interés también la figura del entrevistado, lo que se mueve en torno a él, lo que se piensa y dice de él y de la propia entrevista.

La respuesta por izquierda más fácil es enfocar las secuelas de la explotación y la opresión, el modo cómo las estructuras de pecado (social, claro...) se cobran sus víctimas, o la tergiversación interesada de la revolución, de las luchas populares en beneficio de las multinacionales del crimen. La respuesta por derecha más fácil es enfocar la disolución del orden, del contrato social, la corrupción de las instituciones, el capitalismo mal aplicado (¡je!).

Pero no hay nada fácil en esta cuestión, creo. Así que descartemos las facilidades.