martes, 23 de enero de 2007

El espíritu está pronto

Leo en el evangelio de san Juan los capítulos 14 al 17 y, en paralelo, algunos Salmos (del 20 hasta el 38, por ejemplo.)

Pueden leerse así, lo uno ilumina el sentido de lo otro y, por curioso que parezca, esa iluminación es reversible. Hay muchas cosas allí.

Pero.

Hay que andarse con mucho cuidado cuando se lee las Escrituras, ya se sabe.

El entendimiento carnal, inmediato (no estoy diciendo literalmente 'literal'), es terriblemente peligroso y corrosivo.

Dos o tres asuntos muy importantes hay en estos pasajes. Hay que mirar muy bien lo que dicen, primero. Es fácil tropezar. Muy.

Sorprendente, por ejemplo, el énfasis que pone Jesús no solamente en la negación del Mesías, sino en la negación del Padre, principalmente. Una mirada de Cristo sobre la misión de Cristo mismo que no es lo que se predica habitualmente. Cosas importantes como las promesas parusíacas están allí. La presencia trinitaria en la Redención, y aun algo sobre el destino temporal.

En ambos textos (san Juan y los Salmos) hay bastante para ver acerca de esto último, y para meditar acerca de la suerte en este mundo, no solamente -aunque especialmente- mirando la Segunda Venida.

Por breve ejemplo, dice David (37, 25-26)
Yo fui joven, ahora soy viejo,
y nunca vi a un justo abandonado,
ni a sus hijos mendigando el pan;
él presta siempre con generosidad
y su descendencia será bendecida.
Y apenas más allá (37, 35-36)
Yo vi a un impío lleno de arrogancia,
que florecía como un cedro frondoso;
pasé otra vez, y ya no estaba,
lo busqué, y no se lo pudo encontrar.

Ahora bien, es como si yo dijera, leyendo al pie de la letra: 'Lo que David, el profeta, no vio, yo lo vi. Y lo que él vio, yo no lo vi'.

Tiene que haber un sentido en el que lo que dice no tiene que entenderse tan inmediata y carnalmente que se vuelva decepcionante, de tan evidentemente falso o inexacto. Y otro tanto diría de las esperanzas mesiánicas y de las llamadas a la venganza de Dios contra el impío, que están en los dos lados. Y otro tanto habría que decir de los capítulos en los que Jesús habla acerca de los días que vendrán.
Todavía tengo muchas cosas que decirles,
pero ustedes no las pueden comprender ahora.
Cuando venga el Espíritu de la Verdad,
él los introducirá en toda la verdad,
porque no hablará por sí mismo,
sino que dirá lo que ha oído
y les anunciará lo que irá sucediendo.
Él me glorificará,
porque recibirá de lo mío
y se lo anunciará a ustedes.
Todo lo que es del Padre es mío.
Por eso les digo:
"Recibirá de lo mío
y se lo anunciará a ustedes". (Jn. 16, 12-15)

Por eso.

Muy delicado.

Hay que ir con cuidado.