domingo, 29 de abril de 2007

Dimi, cumpagna: Do you not know?

Alguna que otra vez apareció Éowyn por estas páginas. Y ahora aparece otra vez. Por tres razones. Y una razón es que la Serenatella de la entrada anterior me la trajo a la memoria. La otra razón es que en esta semana conversaba con una lectora de Tolkien precisamente sobre un episodio de la tercera parte -de la película, porque no está en la novela por cierto-, y es precisamente ése el punto que trae a la Dama de Rohan, otra vez por aquí.

Allá por el capítulo 6 (El rey del castillo de oro) del libro tercero, en la segunda parte, Las dos torres, Gandalf estaba en Meduseld de Rohan curando a Théoden de los persistentes maleficios de Saruman. Éowyn, sobrina de Théoden y hermana de Éomer, ve allí por primera vez a Aragorn.

Éowyn se reencuentra con Aragorn cuando éste se dispone a cruzar los Senderos de los Muertos, lo que está narrado en el capítulo segundo (El paso de la Compañía Gris) del libro quinto de la tercera parte, El regreso del Rey.

En el capítulo tercero (El acantonamiento de Rohan) del libro quinto, parte tercera, Aragorn ha desaprecido ya rumbo a los Senderos y Théoden reúne a sus guerreros en el Baluarte. Marcha precipitadamente a la guerra y Merry Brandigamo -que quiere combatir y acompañar al rey- debe quedarse allí con Éowyn, a regañadientes ambos. Ella, consolándolo, le da armas y armadura y, más tarde, cuando el ejército salió ya hacia la batalla, un misterioso jinete retrasado, que ya había llamado la atención de Meriadoc por la mañana, recoge al acongojado hobbit y lo sube a la cruz de su caballo, lo cubre con su manto y lo lleva al frente de batalla en Hoja de Viento, su caballo.
¡Gracias, gracias de veras! -dijo Merry-. Os agradezco, señor, aunque no sé vuestro nombre.

¿No lo sabes? -dijo en voz baja el Jinete-. Entonces llámame Dernhelm.
La próxima vez que Merry verá a Éowyn será cuando ella se enfrente al Capitán Negro de Angmar, que se lanza carroñero sobre el cuerpo muerto de Théoden. Y el hobbit verá que Dernhelm es en realidad Éowyn.

En la novela, tanto como en la película, Éowyn trata de persuadir a Aragorn de que no vaya por los Senderos de los Muertos, y, alternativamente -si ha de ir de todos modos-, trata de que la deje acompañarlo. El pasaje de Tolkien es tenso y la desesperación de Éowyn hace por momentos más transparentes sus afectos. Peter Jackson trató este asunto de una manera distinta y concedió algunas trivialidades innecesarias. Transformó en una simple historia de amor, casi bordeando el triángulo, lo que creo que tiene un sentido bastante más complejo.

(Dicho sea de paso: revisando cronologías a las que son tan afectos algunos, veo que Éowyn y Aragorn se encuentran por primera vez el 2 de marzo del 3018 de la Tercera Edad y que su reencuentro se produce entre el 7 y el 8 de ese mismo mes en el Baluarte. La tercera vez que se encuentren, será en las Casas de Curación, a partir del 15 de marzo, día de la Batalla de los Campos de Pelennor. Éowyn, tras la batalla y su estadía en las Casas, se encontrará con Faramir -también herido como ella, pero distinto- el 20 de marzo. Éomer, su hermano, después de los funerales de Théoden en Edoras, el 20 de agosto de ese año, anuncia el matrimonio entre su hermana Éowyn y Faramir, lo que ocurre efectivamente en el 3020, meses antes del final de Tercera Edad -final de esa edad que ocurre el 25 de marzo de 3021, tres años después de la caída de Sauron, o, como algunos consideran, en septiembre de ese año, tras el paso de los Anillos y varios héroes, más allá del mar-. Se da el año 82 de la Cuarta Edad como la fecha de la muerte de Faramir, quien había nacido en el 2983 de la Tercera Edad, por lo que tenía 35 años al conocer a Éowyn. Éowyn, entretanto, había nacido en el 2995 y no se conoce la fecha de su muerte. De este modo, para cuando conoció a Aragorn, la Dama de Rohan tenía 23 años. Él había nacido en 2931, de modo que por entonces tenía 87 años, pero hay que tener en cuenta que murió en el 120 de la Cuarta Edad, a los 189 años...)

Sin embargo.

Do you not know?

Veamos.

En la película, Jackson a veces mezcla palabras y diálogos e inventa otros. En el episodio cinematográfico de la partida de Aragorn hacia los Senderos de los Muertos, se dicen:
Éowyn: Why are you doing this? The war lies to the East. You cannot leave on the eve of battle.
[pausa]
Éowyn: You cannot abandon the men.
Aragorn: Éowyn...
Éowyn: We need you here.
Aragorn: Why have you come?
Éowyn: Do you not know?
Aragorn: It is but a shadow and a thought that you love. I cannot give you what you seek.
La primera oración de esta última respuesta de Aragorn pertenece en realidad a un pasaje del capítulo 8 del libro quinto de la tercera parte, Las Casas de Curación, ocasión en que vuelve a ver a Éowyn. Y son más o menos las mismas palabras que él dice, no a ella sino a su hermano, en una conversación con Éomer y Gandalf, junto al lecho de Éowyn, en el que yace, inconsciente y exangüe, herida por el señor oscuro de Angmar -y por otras heridas-; todo lo cual, tanto Gandalf como Aragorn, ven con claridad. Claridad sabia la del Istari; claridad humana, la del rey.

Y allí está incluso más o menos la misma expresión -Do you not know?- que Peter Jackson mezcla con otras palabras de Tolkien, en beneficio de su necesidad argumental, su leve sesgo cinematográfico, necesidad y sesgo que a mí se me hace que trivializan la cuestión.

Todo este asunto está lleno de claroscuros, por cierto, y perder de vista los matices que lo adornan es peligroso. Probablemente, supongo, Jackson pasó por alto los matices, y volvió casi ramplonamente romántico, lo que era épico o lírico. Y hasta trágico, en el sentido corriente y en el otro.

En las Cartas publicadas de Tolkien, hay solamente dos menciones a Éowyn, pero que conviene repasar con detenimiento. Una, es la de la Carta 131 -anterior a la aparición del libro, pues parece fechada alrededor de 1951-; la otra, más específica, es la Carta 244, un borrador de respuesta a una carta en la que se criticaba aparentemente la relación entre Faramir y Éowyn y el hecho de que ella amara a su vez a Aragorn...

Para quienes tengan interés, allí están, pues, los lugares de esta cuestión. Baste decir que -además de lo que dejó escrito sobre esto en la novela- las propias opiniones de Tolkien sobre el asunto darían para otra conversación.

Ahora bien.

El hilo tenue que une esto en mi cabeza con la Serenatella que canta Roberto Murolo, es aquella expresión que, el memorioso desmemoriado protagonista de la canción, supone que su compañerita de banco olvidada le diría, echándole en cara que él no entendiera ni supiera entonces -Do you not know?- que ella lo amaba en silencio:
Comm'è che allora nun capiste niente?!
Io te vulevo tantu bene, cride a me!...
A diferencia de Aragorn -desliz que se permite Jackson y que Tolkien no creo que admitiría, porque no lo admitió-, el desmemoriado memorioso de la canción, que ni siquiera recuerda el nombre de aquella compañerita de banco, puede decir que tal vez también él le respondería que la amaba en silencio, contestándole un posible Do you not know? napolitano:
E i' pure - lle risponno - te vulevo bene a te,
pecché nun ce capèttemo pecché?!
En fin.

El caso es que esta semana estuvo gobernada por esta no muy probable Éowyn de Nápoles. O -menos probable- por aquella compañerita de banco de Aragorn.

¿Qué?

¿Dije que había tres razones y solamente hablé de dos?

Puede ser.

Pero.

Ya se me hizo tarde.

Y en la cueva -como en las llanuras de Rohan o al pie del Vesubio- hace felizmente frío.