domingo, 27 de mayo de 2007

Buenos muchachos

Veamos.

La cuestión tiene tantos lados como uno quiera; hay que ver de ser un poco creativos, nada más. Tanto como someterse un poco al encarajinado tramado del mundo en su versión mediatizada.

Por ejemplo.

Se podría tomar la homilía del Te Deum del último 25 de mayo y -ya que de política hay que hablar- hacer un análisis teofilosófico-político acerca del origen del poder. O del significado de la voz 'democracia', con más una exégesis de la polisemia del término y las doctrinas al respecto. Es una posibilidad.

Se podría tomar el comentario que el azote de Bergoglio hace del Te Deum y tratar de ver, en sucesivas y varias lecturas, qué le molesta más -como por capas de cebolla, digamos-: yendo de las borlas del cardenal hasta la propia Iglesia, yendo de la caída de occidente hasta las profecías del profeta Daniel, arrancando por la ley natural y pasando por la oscuridad de los jesuítas y la Guardia de Hierro, hasta llegar a la Trilateral Comission y sus antecedentes en la Asamblea del año XIII y los ángeles de las naciones. Es otra variante.

Pero, si no me lo toman a mal, no es tan difícil. Mediatizar es facilongo. Se me da que periodismo hace más o menos cualquiera. Especialmente periodismo de investigación, por llamarlo así.

Por ejemplo.

Supongamos que yo encuentro un libro publicado por el comodoro Juan José Güiraldes, el cadete Güiraldes, en 1979, dedicado a El poder aéreo de los argentinos y editado por el Círculo de la Fuerza Aérea. Supongamos que en los agradecimientos, el autor entre otras cosas dijera: "Este libro no podría haber llegado a las prensa sin el permanente aliento y la eficaz colaboración de Horacio Verbitsky". Supongamos que yo supiera que hubo en la Fuerza Aérea de aquellos años unos cuantos nacionalistas católicos y otros cuantos socios del Opus Dei. Entonces, ya tengo los ingredientes. Así que ahora supongamos que yo dijera que hubo una alianza -en medio del llamado Proceso de Reorganización Nacional- entre la Fuerza Aérea, los montoneros, el Opus Dei y nacionalistas católicos y que un periodista fue el representante montonero en esa alianza, creada para oponerse a la pretensión de hegemonía del almirante Massera, que quería transformarse en el heredero de Perón, de la mano de la 'pidue' y del ala centroizquierda del petróleo libio (agreguemos, como quien no quiere la cosa, unos detalles orientales y masónicos que eso siempre suena bastante impresionante...)

Digo, un suponer...

Por eso. Podría ser que alguno se jugara la vida por decir cosas así. Pero, también es cierto, que uno puede darse el gusto de hacer periodismo con poca plata, algunos datos, bastante creatividad y un poco de inquina -a sueldo o gratis- más unas ganas de hacerle la vida difícil a alguien.

¿Usted, mi amigo, quiere saber si todo esto tiene alguna importancia?

Y, sí. No necesariamente la que suponen los 'actores' del asunto, que vaya uno a saber qué marmita llena de oro creerán que está en juego al final del arco iris. Pero alguna importancia tiene, más allá de la que los estrategas -purpurados o cagatintas- creen que tiene.

Ahora bien.

¿Le gustó la homilía?
Y, más o menos...
Y de Bergoglio, ¿qué piensa?
Y, más o menos...
Y el azote de Bergoglio, ¿qué le parece?
Y, más o menos...
Y del periodismo de investigación, ¿qué opina?
Ah..., eso sí que está bueno.