miércoles, 20 de junio de 2007

Las soledades de Frodo

Un poco obligado por una conversación de días pasados, me puse a pensar en la soledad de Frodo. Y después, en las soledades de los personajes de Tolkien, por extensión, como que una cosa lleva a la otra.

Todo empezó porque, tratando de poner un ejemplo en medio de un asunto delicado (no tanto por la materia sino por el recipiente...), se me ocurrió decir que Frodo Bolsón había pasado por los tres estadios aquellos de Kierkegaard. Y que, en el término de los días de su vida, había dado los dos saltos que lo llevaban de lo estético a lo ético y de allí a lo religioso. Y que su última soledad correspondía al estadio religioso. Algo ya bastante difícil es pasar en la vida de un estadio a otro, mucho más recorriendo los tres.

Pero inmediatamente, y por vaya a saber cuál meandro, viene a caer en que a cada estadio le cabía en Frodo a su vez una soledad y un tipo de soledad. Y recordé que Tolkien era más o menos explícito al respecto.

Por esa misma vía, empecé a palpar de soledades a cada uno de los personajes principales de la obra.

Y en eso estoy.

No sé en qué terminará el asunto, pero, además de ilustrativo, es bastante impresionante. Aunque creo que pasa siempre que uno mira todo buscando una sola cosa en cada cosa. Sin embargo, por curioso que parezca, en algunas pocas ocasiones se termina viendo con bastante claridad no aquello que se busca, sino precisamente todo lo demás.