martes, 26 de febrero de 2008

El nombre

El nombre, brasa enante, va en la historia.
Y al viento de la historia asido y suelto,
un tiempo da su llama en la memoria
y al fin olvido, ya en cenizas vuelto.
El nombre quiebra el día y amanece
en bordonas de luz. Llega la tarde.
Y no prospera al aire. Se entumece
el rescoldo aterido en el que arde
el nombre. El humo siembra en su destello;
y al son del timbre que es del nombre suena
y umbrío pena silencioso, un trino
que tiembla. Todo duerme en noche llena
en su cielo de mar, ancho, alto y bello.
Y va el nombre, evanesce peregrino.