martes, 12 de enero de 2010

Il Trionfo del Tempo e del Disinganno

Il Trionfo del Tempo e del Disinganno es un oratorio un poco extraño y además el primero que compuso Händel, a los 22 años, en 1707. El libreto es del renombrado cardenal Pamphilj, de antiquísima familia romana, y pretende ser una especie de diálogo alegórico y moral entre Belleza, Placer, Tiempo y Desengaño, con el propósito –algo barroco, convengamos, y más que algo- de señalar que Tiempo y Desengaño triunfan sobre sus aquí oponentes.

Me gusta la obra -siempre me gustó- en la primera versión, que es la que conozco, porque Händel reformuló el texto y algo de la música en 1737. De eso casi nada sé.

Mi estimada Cecilia Bartoli canta algunas partes en su repertorio (entre otras, la afamada Lascia la spina, que es recitado de Placer; o aquella parte en la que Belleza se queja de Tiempo con versos fuertes:
Un pensiero nemico di pace
fece il Tempo volubile edace
e con l'ali la falce gli diè.
Nacque un altro leggiadro pensiero
per negare si rigido impero
on'il Tempo, più Tempo non è.)
Hace bastante que no oía nada de este asunto, pero volví a toparme con este oratorio gracias a un envío amical que debo agradecer.

Lo que son las cosas: y yo que creía que ‘la’ Bartoli era la que mejor lo hacía…

Hasta que llegó Roberta Invernizzi.

No sabía nada de ella y ahora sé algo.

Al final del oratorio y con la voz de Belleza, fieramente enojada con Placer, canta estos versos, casi dantescos:
Pure del Cielo intelligenze eterne,
che vera scuola a ben amare aprite,
udite, angeli, udite il pianto mio,
e se la Verità dal Sole eterno
tragge luce immortale, e a me lo scopre,
fate che al gran desio rispondan l'opre.

Tu del Ciel ministro eletto
non vedrai più nel mio petto
voglia infida, o vano ardor.
E se vissi ingrata a Dio,
tu custode dei cor mio
a lui porto il nuovo cor.



Ya lo sé: la cuestión requeriría tal vez idas y vueltas, discutir los textos (si los busca, los encuentra...) y la intención del Pamphilj, revisar lo que hizo después Händel; si el Tiempo, si la Belleza…

Ya, ya...

Paso.

Otro día. En otra vida.

Ahora, no. No ahora que Tiempo y Desengaño, parece que vienen triunfando sobre Belleza.

¿Y Placer?

No sea pánfilo, mi amigo, no sea pánfilo...

Una sola cosa sí le digo, a las apuradas: no me gusta nada esa tesis de que el tiempo y el desengaño triunfan sobre la belleza. Por más que entienda el sentido lírico de la cuestión y la vieja y noble prosapia que tiene la idea no tan lírica de que a lo que está en el tiempo se lo come el tiempo. Ni así visto aplaudo.

(Y ya déjese de embromar de una vez con Placer, hágame la caridad...)

Aquí está, sin ir muy lejos, la belleza de Roberta Invernizzi que, mientras el tiempo pasa y curándome además del desengaño de que Cecilia no lo es todo, triunfa.

La belleza está al final de todo. Y es el fin.

Mejor así.