viernes, 27 de agosto de 2010

Siembra de faros (III)


4. Faro del Créac'h


En tierras de Bretaña,
en Enez Eusa,
él espera al mar desde lo alto.

Sabe que vendrá.

Con sus yeguas encabritadas de espuma,
sabe que vendrá y espera:
domador de las furias,
señor de oleajes,
regidor de la sal,
guardián de singladuras.

Erguido y poderoso,
jastial de tierra firme,
apenas se entrecierra su luz de fuego,
como los ojos de un cazador de naufragios,
y las olas se calman,
el viento pasa silencioso.

Finisterre del mundo,
sobre el abismo de un mar.

Se oyen de ti prodigios de luz,
y cantan los marineros de ojos avezados
y de manos calcáreas,
canciones de tormentas,
de resplandor de cielo.



5. An Charraig Aonair


Sabe a dragón tu nombre
y, sin embargo,
nombra tu soledad de mar abierto,
diente de piedra dura,
sudoeste de lágrimas y soledad de sal
de la dulce Éire.

Te ven los que ya parten.

No saben si aquel fuego de tus ojos
que barre soledades,
que guarda las honduras
del seno de este mar fabuloso que inquieta,
verán de frente un día.

Ahora, ardes a sus espaldas
como una bendición,
como la antorcha triste
de una amada en las costas de una isla de viento
y de cantos antiguos.