domingo, 10 de octubre de 2010

Sierra


...el amoroso silbo vulnerado.

El silbo vulnerado, 10
Miguel Hernández




Por el aire, y en andas de resinas,
de tomillo y lavanda, verdemente,
en majadas de aromas me conminas
a respirar la noche de repente.
Y en tu sed hasta el agua te reclinas,
y sólo con mirarla, ya la fuente
llena de luz remonta las colinas,
surgente de tus ojos y sonriente.
Van en tu nombre, hincados como dardos,
los clamores de hinojos y de cardos,
flechas de miel que dejas por la sierra.
Y rugen a tu voz, como leopardos,
torcazas blancas, ruiseñores pardos,
heraldos de un amor que va a la guerra.