lunes, 18 de abril de 2011

Ex libris (IX)




Getsemaní

Primero, el huerto. Y el amor deshecho;
su voz, serena y recia, suplicante.
Como en la cruz o el lecho del infante:
sin techo, sólo el Cielo como techo.
Getsemaní..., el del amor sangrante,
manantial de su frente y de su pecho.
Del huerto, vivo y en amor quemante,
lo llevan a ser muerto y ser desecho.
(A pura luz y paz lo confortaba
un ángel, a los pies de aquel olivo.)
Su Padre lo miraba, y más lo amaba.
Le decía un secreto, que Él sabía:
con su muerte, la muerte moriría,
y Él quedaría, con su muerte, vivo.