viernes, 29 de abril de 2011

Linhas tortas (IV)

El otoño no ayuda.

Las cosas van como apagándose en una hoguera de borgoñas, amarillos, ocres. Nieblas matutinas que difuminan verdores y, a su vez, hacen más brillante y perlada la opacidad de todas las cosas. Anocheceres más húmedos y ambivalentes, que obligan a terminar el día antes. La misma luz que va muriendo, de camino al solsticio.

Tal vez por eso mismo no sea un mal momento para leer con detenimiento uno de los textos centrales de Castellani sobre las cuestiones de que se trata aquí.

El arte de las párabolas es un apéndice que aparece al final de Doce parábolas cimarronas que, como se sabe, son parábolas que Castellani no trató en Las parábolas de Cristo y que dejó para "hacerlas" literariamente en este otro libro, aparecido en 1960.

Y no se crea, amigo, que falta mucho más. Si acaso, un papel, no mucho más.

Pero.

Lo difícil viene después.