jueves, 20 de octubre de 2011

Vidalita de la lluvia *




Viento de luz en la pampa
polvo de sal en el aire,
agua de olvido en los surcos,
silencio que rumia y arde.

Hay en el cielo un suspiro
que es un quejido constante
que quiere llorar la lluvia
sobre esta tierra que late.
Y está tronando racimos
de nubes grises, fragantes,
que alegran el suelo en llanto;
mientras, la noche, adelante,
le roba tibieza al día
sediento en su piel de azahares.

Hay un zumbido de luna
siseando por el ramaje
que disimula la pena
que empieza a gotear sin ayes
y que cae despacito
-ay, si vieras cómo cae…-;
luminosa como risa,
liviana como tu talle
que viborea y se azula
por ese gris de paisaje
como una lluvia de flores,
como si lloviera en sangre
todo un día de llovizna,
de tu mañana a mi tarde.

No sé qué tiene el aroma
de la sombra de este sauce
que endulza palabras mudas
que alumbran como puñales
y que son como requiebros
que nunca te dijo nadie.

No sé qué vidala cantan
los silbos de unos zorzales
que han hecho hablar a la brisa
y acarician pastizales
verdes, dorados y húmedos,
con esa tonada grave,
que dicen que suena triste
(lo dicen los que no saben…)

No sé por qué de tan mansa
la lluvia parece un ave
herida, echada y durmiendo
sueños de vuelos salvajes:
sobre los cerros sonriendo,
planeando sobre unos mares
inquietos de espuma fresca,
y verdes como los valles.

Hay una voz que murmura
como un vapor susurrante.

Lo dejó la lluvia nueva
y ya no quiere callarse.




* Esta Vidalita de la lluvia viene de esta Vidalita de la lluvia.