martes, 6 de marzo de 2012

Parte de guerra (III)

Yahvéh respondió a Job desde el seno de la tempestad y dijo:

Job 38, 1

¿Por dónde se va a la morada de la luz?
y las tinieblas, ¿dónde está su sitio?,
para que puedas llevarlas a su término,
guiarlas por los senderos de su casa.

Job 38, 19-20


A mí me estremece de pavor pensar que alguna vez Dios quisiera preguntarme preguntas como éstas.

Job -él, el justo, el inocente- no sabe contestar, se tapa la boca y se avergüenza de haber hablado alguna vez, de haberle dirigido a Dios la palabra.

Pero, sin embargo, en la milicia de esta vida, en nuestros días de esclavo, jornalero y mercenario, no hay otra pregunta más grave y urgente y necesaria.

¿Por dónde se va a la morada de la luz?

No, no es el sol y las estrellas del cielo, no es astronomía.

Es la luz aquello por lo que Yahvéh pregunta.

Y no hay otra cosa que importe más en esta vida: hallar el camino por donde se va a la morada de la luz, y llevar las tinieblas a su sitio y guiarlas por los senderos de su casa, llevarlas a su término.

¿Tienen otro motivo los combates de la milicia de esta vida? Porque, una vez que los combates han llegado al fin en la milicia de esta vida, todavía nos queda saber por dónde se va a la morada de la luz. E ir, Dios primero. Y nos queda saber dónde está el sitio de las tinieblas y llevarlas a su término y guiarlas por los senderos de su casa.

¿Quién puede hacer eso?

Pero, ¿quién puede dejar de hacerlo?

¿Hay otro final deseable, necesario, feliz, para nuestra milicia y para el camino de esta vida trabajada que tenemos que la morada de la luz?

Es claro que Dios pregunta por lo que ha sido antes de que Job empezara a vivir sus días y a trajinar la milicia de su vida. Y, entonces, es claro también que ni Job ni yo estuvimos cuando fue la luz, antes del sol, la luna y las estrellas. Y Dios lo sabe y creo que por eso mismo se -nos, me- lo pregunta.

Pero es verdad también que en nuestro fin está nuestro principio y que, cuando lleguemos al fin, también llegaremos al principio de todas las cosas.

¿Por dónde se va a la morada de la luz?

Misterio es esto.