jueves, 10 de mayo de 2012

Ir volviendo


Al fin, este camino que va intuye la línea
de un horizonte cerca que se enciende en los ojos
y el corazón espera demudado y sereno.
Los pasos trazan lentos las huellas repetidas,
las huellas de otros nadie como yo, como muchos,
que vamos por las horas de este tiempo que arrasa
la vida y esta sangre y el aire que me alienta,
mientras el pie fatiga el polvo de la sombra.
La historia dice voces que engolan oquedades
(yo oigo berrear un niño, que es nuevo en este mundo,
y en esa partitura que late, aún suenan glorias…)
Acaso, trashumando, ya olvidamos los hombres
que el puerto de este rumbo adelante se inquieta
como un padre que espera al hijo que se ha ido.