domingo, 24 de junio de 2012

Veranito

Y así fue, como decían mis abuelos. La noche de san Juan que ellos traían de Europa, aquí es el veranito. Lo dicen, también, los que saben cosas de solsticios y vientos y que miran el clima como quien mira un motor desarmado y no como si fuera un aire vivo, malhaya con los de ojos sin brillo...

Pero que es veranito, es nomás, vea si no, al menos hoy aquí en la pampa, que es san Juan Bautista y es invierno y no parece. Porque viera que cielo lindo se puso en la mañana..., que aire claro y fresco, que envalentonado el sol y quieto el viento.

Sí: pero es invierno, amigo, es invierno.

Hace unos días, en otra parte, el Dúo Socavón hacía sonar El violín del violinero -un "aire de escondido", como apuntó un lector atento-, pieza que homenajeaba a san Francisco Solano. Ahora dejo aquí estas letras de Aragón, Testimonio, que dan cuenta de una prueba fehaciente de que el santo del violín anduvo por Santa Fe y Córdoba en sus días.

Con El derecho y el revés de San Martín, mientras, queda otra más de las menciones del tucumano, que no dejó nunca de mirar al general y más hubiera vivido, más lo hubiera mirado. Para mirar la patria, creo, y entenderla más y mejor, cosa que está muy bien y es tan rara. Porque pasa como con el clima: ¡ay de los que tienen ojos sin brillo y solamente ven bien lo opaco...!

Y una última nota por ahora que viene bien, se me hace. En Al Dr. Angélico, Aragón recuerda la figura de santo Tomás de Aquino en un aniversario. Pero lo hace componiendo una oración, diría que programática, que puede seguir rezándose hoy, exactamente con la misma oportunidad que tenía 35 años atrás. Lo que son las cosas...