jueves, 25 de julio de 2013

No le crean

Es cosa mía, pero, háganme caso: no le crean.

Sé por qué lo digo.

Puede parecer que dice algo, puede parecer que dice la verdad, puede parecer que miente, incluso; y puede parecer que lo dice con firmeza o con atrevimiento, con humildad o con amor, que le duele o le alegra lo que dice.

Pero, créanme: no le crean.

Durante bastante tiempo miré y oí con atención, sin prejuicio alguno, aunque con mi propio criterio.

Aquí mismo, en esta misma bitácora, hice algún ejercicio de tratar de entender de qué se trataba, por ejemplo el kirchnerismo, que incluye a Néstor y Cristina, claro.

Pero fui viendo que más y más no había mucho para entender.

Un día, y así lo dije, me di cuenta de que el único programa, el único proyecto, el único modelo era simplemente el Relato. Y lo que eso significaba: el mundo según una perversa voluntad de poder, una desquiciada voluntad de poder, una abyecta voluntad de poder que hará perverso, desquiciado o abyecto todo lo que manosee.

Por eso digo: no le crean.

Claro que siempre habrá un imbécil dialéctico que pregunte: " ¡ja...! ¿entonces hay que creerle a los otros?". A ése imbécil no hay siquiera que contestarle. No caiga en esa trampa. Es un imbécil y no está preguntando nada, y nada por sí mismo. Habla su ventrílocuo, por su boca habla el Relato. Y de los otros, me ocupé y otro día, si acaso, me ocuparé más.

Pero ahora hablo de Cristina y del kirchnerismo.

Insisto: no le crean.

Y no teman no creerle. No están dudando de la realidad, no la están negando.

Precisamente al revés: si no le creen, están sosteniendo que lo que no es, no es. Y estarán dciendo, si no le creen, que una cosa falsa y substituta pretende sentarse en el lugar que no le corresponde.


Si les interesa la política y lo político, si tienen pasión por la cosa común y por el bien común, si les duele y aman a la Argentina, empiecen por allí: no le crean. Es la primera muestra de salud y de salud política: saber lo que es y lo que no es.

Con lo que es, acierten, acompáñenlo, sosténganlo, no lo maltraten, mejórenlo, elévenlo.

Con lo que no es, hagan lo quieran, pero no le crean.



Esto, ya lo sé, es apenas una botella vacía, tirada al mar con un mensaje adentro.

A quien la encuentre le digo, por si no lo dije ya: no le crean.