sábado, 31 de agosto de 2013

Vísperas de Dulcinea


Quien al Toboso va, busca y en vano
la gracia de tu nombre, tu figura,
la mirada serena y esa pura
suavidad en el gesto de tu mano.
Quien del Toboso viene, triste jura
que no ha oído ni a moro ni a cristiano
revelar el misterio que Quijano
llevó en su pecho. O que tal vez augura.
Porque tal vez, Señora, todavía
no llega el tiempo en el que eternamente
se diga Dulcinea, siempre amante,
a la doncella que tan dulcemente
amó en Alonso al hombre que sabía
loco de amor y caballero andante.