Estas coplitas sin nombre
no van a ninguna parte,
nadie espera que le lleguen
y su destino es de nadie.
No tienen ningún camino
y a su encuentro nadie sale
porque estas coplas, si suenan,
suenan nomás, para nadie.
La voz que las va cantando
es voz que viene del aire
y por el aire se pierde
mientras no las oye nadie.
Nadie sabe lo que han sido,
nadie supo que se canten,
porque a nadie se le dicen
las coplas, si son de nadie.