domingo, 6 de abril de 2014

Romance del amor amado


El campo ya tiene dueño
en los ojos de la niña:
son unas manos de roble,
es una voz como espigas
que como el sol le da luz
y como el sol le da vida.
Tibia en la tarde de abril,
y, de enamorada, tibia,
va la niña por los surcos
y de amor toda vestida.
Fragante con sus suspiros,
la hierba dulce suspira
y en el aire que la lleva,
cortejo de golondrinas,
hay ecos de nieblas dulces
y un bullicio azul que silba.
¿Qué es ese canto que ríe?
¿Quién le canta en la sonrisa?
¿A quién abraza en el aire?
¿Qué cielo besa si mira?
Fue apenas esta mañana,
fue bajo las casuarinas.
Él con sus manos de roble
tomó las suyas tan finas
y habló de amor a sus ojos
con esa voz como espigas.
Y ahora, ella que sabe
que el amor amado abriga
como el cielo cubre el campo,
su corazón que germina
parece fruto maduro
que en los surcos siembra risas.
Porque desde la mañana,
cortejo de golondrinas,
ella es su campo, él su dueño,
ya de amor toda vestida.