jueves, 7 de agosto de 2014

El último poema


El último poema de un poeta es siempre un hecho que tiene algo de conmovedor.

Y si es un poema al borde de la muerte segura, más lo es.

Pádraig Pearse estaba en la cárcel de Kilmainham, adonde había sido llevado después del Easter Rising de abril de 1916 de los patriotas irlandeses, en el Correo de Dublín.

Escribió estos versos un 2 de mayo de 1916. Al día siguiente fue fusilado por los ingleses.
The Wayfarer

The beauty of the world has made me sad.
This beauty that will pass.

Sometimes my heart has shaken with great joy
to see a leaping squirrel on a tree
or a red ladybird upon a stalk.

Or little rabbits, in a field at evening,
lit by a slanty sun.

Or some green hill, where shadows drifted by,
some quiet hill,
where mountainy man has sown, and soon will reap,
near to the gate of heaven.

Or little children with bare feet
upon the sands of some ebbed sea,
or playing in the streets
of little towns in Connacht.

Things young and happy.

And then my heart has told me -
these will pass,
will pass and change,
will die and be no more.

Things bright, and green.
Things young, and happy.

And I have gone upon my way, sorrowful.


El caminante

La belleza del mundo me ha entristecido.

Esta belleza que pasará.

A veces mi corazón se ha sacudido con gran alegría
al ver una ardilla saltar en un árbol, 
o una mariquita roja sobre un tallo. 

O pequeños conejos en un campo al atardecer,
iluminado por un sol oblicuo.

O alguna colina verde, donde las sombras se amontonan,
alguna colina tranquila,
donde un montañés ha sembrado, y pronto cosechará,
cerca de las puertas del Cielo.

O pequeños niños con los pies descalzos
sobre las arenas de alguna bajamar,
o jugando en las calles
de los pueblitos de Connacht.
 
Cosas jóvenes y felices.

Y entonces mi corazón me ha dicho:
Esas cosas pasarán,
pasarán y cambiarán,
morirán y ya no serán más.

Cosas brillantes, y verdes.
Cosas jóvenes, y felices.

Y he seguido mi camino, apenado.

(Aquí, la lectura del poema con un acento innegablemente irlandés)

*   *   *

A la corte marcial inglesa que lo juzgó y condenó a muerte, a él como a los demás líderes del Alzamiento, Pearse les dijo algo así:
Una noche, cuando tenía diez años, me arrodillé junto a mi cama y prometí a Dios que dedicaría mi vida al esfuerzo de liberar a mi país. He mantenido mi promesa. Por encima de todo, he trabajado por la libertad irlandesa, como niño y como hombre. He ayudado a organizar, armar, entrenar y disciplinar a mis paisanos con el único fin de que, llegado el momento, fueran capaces de luchar por la libertad de Irlanda. El tiempo, según creo, llegó, y luchamos. Estoy satisfecho con lo que hicimos, parece que hemos sido derrotados, no lo hemos sido. Evitar la lucha hubiera sido fracasar, luchar es vencer, hemos mantenido la fe en el pasado y hemos transmitido una tradición al futuro. Asumo que estoy hablando con ingleses que aman su libertad, y que afirman estar luchando por la libertad de Bélgica y Serbia. Creo que nosotros también amamos deseamos la libertad. Para nosotros es lo más deseable del mundo. Si ahora nos abatís, nos levantaremos de nuevo y volveremos a luchar. No podéis conquistar Irlanda; no podéis extinguir la pasión irlandesa por la libertad; si nuestros hechos no han sido suficientes para alcanzar la libertad, entonces nuestros hijos la alcanzarán haciéndolo mejor.