lunes, 25 de mayo de 2015

Tu nombre


Hay quien sabe tu nombre.

Me lo dijo el aire que andaba meciéndose en las casuarinas
pronunciando tu nombre,
apenas rayó el filo de luz de la mañana fría.

Iba el aire silbando tus acentos en medio de la niebla.

Me dijo que hay quien sabe tu nombre.

Que, en el cielo,
lo dicen unos ángeles que parecen otoño
y tienen unos ojos llameantes como el trigo en diciembre.

Iguales a tus ojos.

Me dijo que lo murmuran con alegría los arroyos y los labradores.

Y me dijo que,
porque en el cielo lo dicen galaxias de arcángeles y querubines,

cuando el oeste viene pariendo tormentas
que alegran mi ventana al poniente,

entonces se oye entre los truenos su dulzura.

Porque tu nombre ríe entre las tormentas y los querubines.

Y que nadie, me dijo el aire con pudor de niña,
se atreve a pronunciarlo
si no es entre lirios, o entre flores azules,

o con la reverencia feliz,
la frente apenas inclinada.



*   *   *


Ahora,
frente al silencio de este llano que luce como un mar de dolores,
y que no es más que la fragancia de tu ausencia,

ahora que toda esta claridad te nombra
mientras un ave parda y cobre canta en las fronteras de su nido,
y está tan quieto todo,
claramente oigo el zumbido lejos de abejas en su viaje de miel...


El aire ha dicho la verdad.