jueves, 27 de agosto de 2015

Décimas de la garza


Mirando pacer la luna
por el campo de su cielo,
levanta liviana el vuelo
la garza de la laguna.
Tan blanca como ninguna,
deja una sombra brillante
cuando, en el aire, elegante,
pasa sobre el agua quieta,
como una clara goleta
que surca ese mar volante.


Y va su estampa galante,

mientras enciendo en la orilla
con la llama de una astilla
una madera fragante.
Pronto, la tarde sangrante
se guarece en el poniente;
y de la figura ausente
de la garza que veía,
queda nomás la alegría,
como un aroma luciente.