jueves, 24 de septiembre de 2015

El Libro de las Acuarelas /2



Descansa



La orilla del río de pronto se pobló de abejas que asaltaron con alegría una Eugenia doradamente en flor, que no se sabe cómo llegó a ese recodo apartado pero enérgico.

Un pelotón de colibríes, dos apenas, se ha formado, tensos los picos como fusiles, y dispara contra unos lirios salvajes.

Bullicio de hierba, canto de agua. Vigor del aire.

Descansa.

Más lejos, alto, no sabe dónde pero la oye, hay una torcaza roncamente clamante, su compañía ausente. Hay, más adelante, un enorme tronco rojizo, hundido apenas. Por él, saltan a trancos ligeros y felices unos jilgueros bañistas.

Mañana, tal vez pasado mañana, tendrá que volver y presentarse a su unidad.

Oye entre las piedras y los borbotones de los rápidos un tumulto de armas y bagajes de batalla. Risas nerviosas, silencios concentrados. Oye miedos, odios, heroísmos imaginarios, corajes taciturnos.


Pero, mañana. Tal vez pasado mañana.

No ahora. No hoy.


Descansa.