jueves, 15 de octubre de 2015

Una novia aguerrida





Entre los poemas de Santa Teresa, están estos dos que dejo aquí y que suelen llevar los números 3 y 29 en la cuenta de sus poesías.

Sobre aquellas palabras "dilectus meus mihi"

Ya toda me entregué y di,
y de tal suerte he trocado,
que es mi Amado para mí,
y yo soy para mi Amado.
Cuando el dulce Cazador
me tiró y dejó rendida,
en los brazos del amor
mi alma quedó caída,
y cobrando nueva vida
de tal manera he trocado,
que es mi Amado para mí,
y yo soy para mi Amado.
Hirióme con una flecha
enherbolada de amor,
y mi alma quedó hecha
una con su Criador;
ya yo no quiero otro amor,
pues a mi Dios me he entregado,
y mi Amado es para mí,
y yo soy para mi amado.

(Inspirado en los versos del Cantar de los Cantares 2:16; 6:3)


Para una profesión

Todos los que militáis
debajo desta bandera,
ya no durmáis, no durmáis,
pues que no hay paz en la tierra.
Si como capitán fuerte
quiso nuestro Dios morir,
comencémosle a seguir
pues que le dimos la muerte.
Oh qué venturosa suerte
se le siguió desta guerra;
ya no durmáis, no durmáis,
pues Dios falta de la tierra.
Con grande contentamiento
se ofrece a morir en cruz,
por darnos a todos luz
con su grande sufrimiento.
¡Oh, glorioso vencimiento!
¡Oh, dichosa aquesta guerra!
Ya no durmáis, no durmáis,
pues Dios falta de la tierra.
No haya ningún cobarde,
aventuremos la vida,
pues no hay quien mejor la guarde
que el que la da por perdida.
Pues Jesús es nuestra guía,
y el premio de aquesta guerra
ya no durmáis, no durmáis,
porque no hay paz en la tierra.
Ofrezcámonos de veras
a morir por Cristo todas,
y en las celestiales bodas,
estaremos placenteras.
Sigamos estas banderas:
pues Cristo va en delantera,
no hay que temer, no durmáis,
pues que no hay paz en la tierra.


Diría que son una síntesis muy rápida del espíritu de Teresa la Grande. Y de su vida. Y de su obra.

Para cualquiera que sepa de estos asuntos, ciertamente la síntesis le resultará no sólo rápida, sino incompleta y por eso mismo injusta.

Pero.

Probablemente, esos versos muestren también cómo es que, cuando Dios elige una novia, la busca entre las almas aguerridas, entre aquellos corazones que aman con fiereza tan delicada como apasionada.

Y, probablemente también, muestren que, cuando Dios elige guerreros, los elige entre las almas que aman como novias rendidas y amantes, entre aquellos corazones que guerrean como una novia devota que no ve el momento de morir por el amado amando.

Y por ninguna otra cosa aman. Y por ninguna otra guerrean. Y por ninguna otra mueren.

Parece que no se puede ser Teresa de otro modo.

Y, aunque muy pocos pueden ser siquiera en algo Teresa, parece que no se llega a ser cristiano del todo sin ser, de algún modo y a la vez, un fiero guerrero amante y una rendida novia aguerrida.