lunes, 30 de noviembre de 2015

Décimas del sinfín


Una décima principia
y, después de contar diez,
se termina de una vez,
porque así es la estereotipia.
Si el verso ripia o no ripia,
eso es cosa de cuidar;
porque el arte de versear
tiene su ley bien severa,
que ha de cumplir el que quiera
una décima lograr.

Pero eso no es lo mejor
que la décima propone,
porque el verseo dispone
silencio para el cantor.
Dizque no hay nada peor
que meterse en un jardín,
como si fuera a un festín
que no tuviera sosiego:
es muy triste hacerse el ciego
y no querer ver el fin.