¿Para qué hablar de lo que ya todos hablan y no dejarán de hablar?
Ejércitos, geopolítica, petróleo, mares, pólvora, arenas, riquezas, poder, historias, historia.
Y fuego. Y sangres. Y sangre.
¿Y para qué hablar una lengua insulsa, sinuosa, melíflua, hueca, que diga de todo sin decir nada?
* * *
Hay tres hijos.
Dos son de Abraham, al menos de su carne y su sangre.
Uno de Agar, la egipcia. Otro, de Sara, la esposa.
Ismael cree que es el hijo de Abraham y lo es. Y cree que es el Hijo, y no lo es.
Isaac cree que es el hijo de Abraham y lo es. Y cree que es el Hijo, y no lo es.
Y los hijos de los hijos de Ismael y de Isaac creen que son los hijos de Abraham. Y lo son.
Y creen que son el Hijo, el Único, y no lo son.
Pero hay Uno más.
Los tres son hijos.
Ismael de Agar, Isaac de Sara. Los dos de Abraham.
Y Jesús, hijo de María.
Hijo de Dios.
Hijo de Abraham en otro sentido, por la carne y la sangre, porque es hijo de Isaac y de David porque su madre es hija de David y de Isaac.
Y entonces está la Promesa a Abraham y a su único hijo. Y las profecías sobre su descendencia. Y la herencia de Abraham.
Promesa del Hijo, del Único. La Descendencia. El Heredero.
Resuelva usted ese asunto, si puede.
No hay un hijo, hay tres.
Y no hay tres hijos: hay Uno.
Resuelva usted ese asunto, si puede.
Y no puede el hombre resolver ese asunto, porque no es asunto del hombre.
La historia es asunto de Dios, al principio, durante y al final. Y antes de la historia. Y después.
Las cosas son para el hombre. No de él.
Las cosas son Suyas, no suyas.
La Promesa es para el hombre, no es suya.
Es Suya.
Y la historia es con el hombre. No suya.
Es Suya.
Y la historia Suya es la historia de principio a fin.
Su creación, Su redención y Su final.
Todo para el Hijo, por el Hijo. Con el Hijo.
Para Él la Herencia, porque es la Promesa, la Descendencia.
Porque no son tres: es Uno.
Y es Su Hijo, el Único.
Arregle usted si puede ese asunto.
Y no se puede.
Porque no es cosa de hombres, es cosa con hombres. Pero no del hombre.
* * *
Sigamos hablando de ejércitos, de geopolítica, de petróleo, de mares, de pólvora, de arenas, de riquezas, de poder, de historias, de historia.
Y de fuego. Y de sangres. Y de sangre. Y con sangre.
¿Para qué hablar con la voz de los doctores y de los sabios? Basta.
* * *
Si no pueden siquiera decir el Asunto, ¿acaso piensan que podrán resolverlo?
Dijo Chesterton: "Cuando esto termine, sabremos por qué empezó".