miércoles, 18 de noviembre de 2015

Gloria mundi


Cuando Dennis conoció a Sir Francis en los estudios Megapolitanos el nombre de Hinsley aún no era desconocido. En Poemas de hoy se había incluido uno de sus sonetos. De preguntarle alguien, Dennis se hubiera aventurado a afirmar que su autor había muerto en la guerra de los Dardanelos. No era de extrañar que Dennis no poseyera ninguna de sus obras. Ni tampoco, para quien conociera a Sir Francis, que él tampoco hubiera guardado ninguna. Hasta el final, fue uno de los hombres de letras menos vanidosos imaginables, y por lo tanto menos recordados.


Así dice Evelyn Waugh.

Está en Los seres queridos y es una de las descripciones de Sir Francis Hinsley, personaje importante en la primera mitad de la novela.

La última frase, que es la que ayer me hizo gracia, es de una completa mordacidad, completa y circular.

Vanidad y fama, humorísticamente mordiéndose la cola una a otra.  Como si una fuera condición necesaria de la otra.

Y esto dicho en serio, pero en broma. Pero en serio.