miércoles, 2 de diciembre de 2015

Apunte sobre el despecho





Es nada más que un apunte, no vaya a creer. Nada serio. Escrito rápido, un poco aburrido y fastidiado.

Estaba mirando y oyendo el crescendo de los gorgoritos y las pataletas del kirchnerismo en estos días, por cualquier boludez o por cualquier cosa.

Llevan la marca indeleble e inocultable de Cristina Fernández.

Y la marca de una mujer despechada a la que no le atienden el teléfono.

Ella provoca, se muestra, instiga, chicanea, prepotea, se humilla creyendo que humilla, sermonea, pelotudea, se exhibe con gestos y palabras y decretos y nombramientos y trapisondas, desnuda su despecho como puede, como le viene a mano.

Y la verdad detrás de esos actos de supuesta fuerza y coraje es que su vanidad y cobardía no pueden sufrir que ya no la quieran ni ver. Y que le hayan quitado una cosa que ella hubiera jurado que era suya...

Espejito, espejito..., y con la respuesta del espejito traidor se vuelve loca de furia en su despecho.

Y hace papelones y da vergüenza ajena. Mucha.

Hartante vergüenza ajena.


Pero la culpa es toda suya de ella. Toda, todita.

Y la otra mitad es del pueblo que le anduvo lamiendo las botas todos estos años, mirando para otra parte, mientras ella los sobornaba. Y sobornaba a los empresarios y diputados y senadores y gobernadores y...

Y la otra mitad es de esos mismos: de los calzonudos logreros que se pusieron de felpudos todos estos años y que cuando la vieron sin maquillaje le dijeron: "vos dejános tu número que nosotros te vamos a llamar..."

Y la otra mitad es de sus socios en el choreo, en el mandoneo, en el prevaricato, en la impudicia de usar al lumpen para pararse sobre sus cabezas y quedarse a vivir allí.

Y la otra mitad de la culpa la tienen los que un poco mucho la usaron.

Ella tenía la lengua fácil e irresponsable, superficial. Y la usaron de lenguaraz de lo que fuera. Y ella, que se arroba y fascina cuando le soban el lomo y le dicen que es muy inteligente, habló y habló y habló y habló y habló pavadas que solamente no le dieron vergüenza ajena a los lameculos y a los imbéciles. No había que creerle y ellos ponían cara de que le creían. Y la aplaudían. Y la tipa chocha de la vida...

Algunos, tal vez, la vuelvan a usar para tirar unos tiros y sacarse las ganas, si cuadra, aprovechando el despecho de su vanidad cobarde. Porque a más de uno le viene bien tener a una despechada como mascarón de proa nac&pop, a la que le hicieron creer que tocarle el culo a ella es tocarle el culo a la Patria, ni más ni menos. Y algunos creen que esa ofensa vendría bien lavarla con un poco de sangre... Porque, que los hay, los hay...


Oiga, oiga... un momento...

¿Y de Macri no dice nada?

Sí, cómo no.

Por ahora, una sola cosita le digo: A Macri le doy 10 minutos para que meta en cana a quien tenga que meter en cana. Nada de pejertos y horteras. No, señor. Y mire que la lista es grande en 360°. No le van a faltar ocasiones, y nombres y oportunidades y motivos. Si busca, si quiere. De propios y ajenos.

Pero tiene diez minutos, no más.

En el minuto 11, se le terminó.

O ya se le había terminado antes de empezar a contar y entonces en el minuto 11 se va a notar que era cómplice nomás en lo fundamental y distinto solamente en el color de las medias...


Pero tiene 10 minutos.


En fin.

Y todo esto de estos días por el despecho de una mina a la que una manga de hijos de puta y socios suyos le dijeron que era la morocha argentina -la única morocha argentina que valía la pena- y que tenía que aguantar, porque la morocha aguanta....

Y ella que, si ya no la quieren más, tiene que quemar el barco -con los pasajeros a bordo, claro, si no qué gracia tiene...-, y eso porque los pasajeros se quieren bajar y ya no la quieren más de Capitana y se quieren subir al bote de al lado, que ahí el capitán tiene unos bonitos zapatos blancos... Y ella que se creía la más linda...


Triste vida, si quiere ponerse sentimental.

Terrible y funesto destino (más bien el nuestro, no el suyo de ella y ellos), si lo piensa un poco.

Y tanta cosa en juego de veras importante colgada con alfileres de la obsesión maniática y psicótica de una tipa a la que ya no le contestan los llamados...