Le dije a la yerbabuena,
mientras la estaba mirando,
si alguna vez me querría
la niña que yo quería;
me dijo: sí, no se cuándo...
Otra vez le pregunté
al crespín que iba cantando,
si la niña que quería
alguna vez me querría;
me dijo: sí, no sé cuándo...
No hay caso con preguntar
y ya no voy preguntando
lo que antes saber quería,
porque pa' qué serviría
si siempre es sí, no sé cuándo...