El corazón espera. Está encendido
el candil que ilumina la vereda
por la que llegará la voz que pueda
decir el nombre que lo ha conmovido.
El corazón espera. Ha acontecido
el canto que ha logrado que suceda
un milagro de luz con el que pueda
despertar de ese sueño que ha dormido.
Y mientras esperando lo domina
una alegría en paz, feroz, alada,
que a todo lo que alcanza ya germina,
él mismo germinando, ve llegada
la luz alegre, clara y repentina,
que está en el canto de la voz amada.
