domingo, 4 de septiembre de 2016

Nacimiento del fuego


Es como tu mano.

Pero es tu mano
dentro de las cosas, cálidamente;
abrigo de una sonrisa que te dibuja los ojos.
Y ellos miran los rescoldos como si los encendieran.

Es la tibieza misma de este día,
en este refugio,
en este llano silencioso de este día flamante,
llameante.

Veo brillar ahora el fuego en tus palabras;
oigo cómo tiemblan,
naciendo al fuego, conmovidas,
unas cañas de cardo,
briznas de alfalfa,
barbechos de maíz.

Junto al silencio abrasador,
en un afuera obscuro entre nubes de lluvia,
crepita el mundo en silencio.

Y tu silencio hipnotiza las voces todo alrededor.

Y este campo de fuego y frío calla. Y goza.

Y calla la noche entera
que busca tu calor
y la alegría.

Y entra la noche al refugio de esta luz
y se vuelve tibia como el pecho de una paloma.

Es como tu mano
este fuego.

Y nace aquí, ahora.

Y brota en mí, siembra nueva, germen que arde,
que da vida,
que es el calor de la vida.

Y permanece.


Como tu mano.