miércoles, 31 de mayo de 2017

Derredor de un día


Il lume è una mezza compagnia
Proverbio de la Toscana


Mira, está el rescoldo al vivo,
la llama clama calma,
juega con mis palabras,
deshace tu silencio en chisporroteos,
en esquirlas de risa.

Y juntos se ríen de mis ojos de tinta.

El vino descansa,
la única verdad es este fuego.

Y la dicha del día.

De este día.

Y la dicha de este día.

Arden allí adelante maderas de aquel roble,
el que dijiste vencido de pena,
el derrotado de días.

Ahora vive.

Bruscia!, digo y el silencio expande el eco.

Y el eco llena el aire.

Y el aire te devuelve, áspera,
en el humo bravío,
en el grito robusto de la leña noble.

Y en la dicha de este día.

Como si fueras el recuerdo
de la dicha de un día de dicha.




Ver a Beatrice


Questi penseri, e li sospir ch'eo gitto,
diventan ne lo cor sì angosciosi,
ch'Amor vi tramortisce, sì glien dole;
però ch'elli hanno in lor, li dolorosi,
quel dolce nome di madonna scritto,
e de la morte sua molte parole.

Dante Alighieri, Vita nova, XXXIX



Dante en silencio vaga por Florencia.
Amor lo sigue atrás. Desconsolado,
llora un nombre secreto y adorado,
que es otro nombre ya y otra existencia.
Dante quiebra sus ojos. Su dolencia:
un corazón que Amor ha traspasado,
un nombre que la Muerte le ha alejado
más allá de este mundo y su apariencia.
De muerto en vida por amor se viste
y es llevado en un viaje hacia el Infierno,
la oscuridad adonde todo es triste.
Pero asciende por mano que lo asiste
al gozo que hasta a él mismo lo reviste,
donde la Amada mora ya en lo Eterno.  




martes, 30 de mayo de 2017

Romance de la niña niña


Al carrillón de la noche
le están faltando campanas
para que lloren a duelo,
y el viento diga ¡desgracia!

Un grillo canta en la huerta,
inmóvil está la sala,
y un solo temblor de vela
alumbra apenas la casa.
De luto los naranjales
apagaron sus naranjas;
la yerbabuena, en silencio;
la menta, triste y callada;
y un grajo por no chillar
se duerme sobre una barda.

Sobre su lecho tendida
la niña duerme tan blanca
su sueño nuevo de nubes,
las manos sobre su falda.

La madre está de rodillas
contemplándola sin lágrimas:
fríos los ojos de mármol,
de piedra su pena ajada,
con un rosario en su mano
y en el pecho cien espadas.

En la penumbra del cuarto,
donde la luz no lo alcanza,
como una estaca doliente,
de pie y la cabeza baja,
traje negro, tiembla un hombre
desde los hombros al alma.

La luz del sol, dolorida,
hace la noche más larga.
Para que velen sin tiempo,
para que lloren sin tasa
los dos a su niña niña
con suspiros que la abrazan.

Llegó a la casa un otoño
cuando ya no la esperaban.
Fue su risa en las encinas,
y su canto en las mañanas;

fue primavera en invierno
fue tibieza en las heladas.

La fiebre llegó una tarde
cuando nadie la esperaba;
pasó una noche y un día;
después pasó una semana.
Y ya no se oyó su risa
ni su canto desde el alba.


Les deja la soledad
que los quema como escarcha;
y un dolor de voz adentro
que ni grita ni se calla.

La niña va al cementerio
en su carroza entintada
de muerte, mientras repica
la pena de las campanas.





Voz de lis


Cuando tramó tu voz, Francia quería
que el ángel que custodia la mañana
incendiara de sol los horizontes
y en el aire alumbrara la inocencia.
Hacia el oriente, tumultuoso y cálido,
el mar a tu murmullo se apacigua.
Hacia el norte de ti, una estrella esplende.
El oeste se inclina. Al sur, desierto.
Yo, sin saberlo, fui solo un testigo
del canto bautismal con que naciste:
y vi la flor brotar pura en tu boca.
Y ya no canto sino con tu canto
porque tu voz de lis entona el mundo
y el sol y el ángel arden en mis centros.




lunes, 29 de mayo de 2017

Coplitas que no te digo


Quiero decir y no digo
y estoy sin decir diciendo;
quiero y no quiero querer
y estoy sin querer queriendo.
(*)

El cielo pasa la noche
mirando estrellas dormir;
y yo me paso los días
viendo qué te he de decir.

El sauce verde del río
canta coplas con el viento;
y yo me paso los días
sin decirte lo que siento.

Los tarcos están floridos,
primavera ya ha de ser;
y yo me paso los días
viendo si te he de querer.

Churita de risa tierna,
chinitilla de mi valle:
si a pedirte no me animo,
ha de ser mejor que calle.

Malhaiga, vengo trayendo
esto que tengo conmigo
que quiere ser y no ser:
quiero decir y no digo
y estoy sin decir diciendo;
quiero y no quiero querer
y estoy sin querer queriendo.




(*) Copla del Cancionero de Jujuy, recopilación de Juan Alfonso Carrizo.



 

domingo, 28 de mayo de 2017

Borges viaja a España


Yo no conozco España. Huele a trigo
en los campos de chopos y de vides,
por tierras de Quijano y De la Vega,
las veras del Guadiana, Tajo o Júcar.

Yo no conozco España. Pulpo á feira
sé que es un plato al pimentón gallego;
sé que en Bilbao hay txokos, pintxos, sidra;
y que al nordeste queda Cataluña.

Yo no conozco España. Sé que hay toros
valientes. Que un Miguel es de Orihuela.
Que en el Guadalquivir hay girasoles.

Yo no conozco España. Al sur, olivos;
y se canta flamenco. Hay otras cosas
que no sabré. Yo no conozco España.  



Cielo de manzanas


Esta tierra bajo mis pies
me nombra tiempos de sal y piedra,
desiertos de fantasmas,
lustros de aromas tristes y ungüentos de soledad
llenando el aire,
hedores de promesa vana.

Mientras gira este mundo,
mis manos están catando sombras entre los árboles;
su peso es un dolor estéril,
su vestido es la púrpura,
sus voces son insípidas como la mentira.

Sé que los arroyos que vi parecen lágrimas.
Vuelvo a verlos: imitan la alegría de un manantial,
fingen la pena rumorosa,
horas baldías que corren a ninguna parte.

El día es la mañana de un día
entre las nieblas dulces,
fríos los labios,
el corazón despierto y sonámbulo.

La noche es la noche de un día
sin sosiego,
sudorosa en la oscuridad sin nombre ni lugar.

Llegó la tarde.

Ahora la tarde es la tarde de los días.

El fuego te mira.
Envidia el amor de tus ojos.

Lejos,
todo alrededor,
en el horizonte y las nubes,
la tarde que abraza la llanura de este tiempo,
con la luz del día que ya va del sol ausente a mi corazón cansado de los días,
con el fuego que nos pregunta y calla todo silencio,
todo alrededor,
ahora,
el cielo tiene el color de las manzanas
y todo alrededor hay la frescura de su aroma
y casi sin respirar el alma saborea su delicia jugosa.  





sábado, 27 de mayo de 2017

Coplas de la viña niña


Noche de luna en la viña,
no te animaste a querer,
madura estaba la niña,
pero verde la mujer. (*)


Es una copla que cantan
en la zafra los zafreros,
pastores con sus majadas
y, en el monte, los hacheros.

Es una copla solita
y que el viento lleva lejos,
pa' que la digan los mozos,
pa' que la lloren los viejos.

Es copla de la baguala
y cuando suena en los llanos,
se calla el aire y escucha
silencios de los paisanos.

Es copla que lleva el río
cuando el agua corre lenta;
y en la sierra se perfuma
y en el valle se lamenta.

Copla, coplita, en la viña
tu vino no he de beber:
madura estaba la niña
pero verde la mujer.




(*) Copla popular de baguala de los Valles Calchaquíes.  

 

viernes, 26 de mayo de 2017

Muerte de un roble

Eu nunca guardei rebanhos,
mas é como se os guardasse.
Minha alma é como um pastor,
conhece o vento e o sol
e anda pela mão das Estações
a seguir e a olhar.


Fernando Pessoa


No soy la lluvia. No. ¿Querría serlo?
Se secaron las hojas que te abrigan.
De muerte lenta muere tu estatura
y te velan los ojos sin palabras.
Sobre la tierra, ya vencido el tronco
recliné tu ramaje. Adormecido,
con otoños bermejos vas soñando
y los vientos te cantan primaveras.  
No soy la tierra que te sostendría.
Ya nada bajo el cielo te sostiene.
Un día pasaré. Ni serás leña.
Sabré de tu oquedad por el recuerdo. 
Si soy como un pastor, si hay un rebaño,
ya no habrá la certeza de tu sombra. 




martes, 23 de mayo de 2017

Gozo del Capitán


Se hizo a la vela. Va surcando el llano.
Como una carabela, hiende el trigo;
regusta hierba el campo y al abrigo
de un aire siempre miel, va un sol temprano.
Libre del tedio de la mar, testigo
del oleaje, se aleja el italiano:
sigue la huella de un rumor serrano
y un augurio frutal que va consigo.
Alegre caminante; a popa, arenas
de una playa monótona. Las penas
calafatean una quilla lejos.
Y goza el Capitán la nueva nave:
su pie ligero como un vuelo de ave,
sin mástil y sin ancla ni aparejos.



domingo, 21 de mayo de 2017

Sentencia


Acribillan un nombre a la mañana
con una descarga gris de astillas de tormenta:
así te han pronunciado los gorriones que chirrían el vacío,
te han nombrado como una lluvia vaga por los tilos de otoño.

Deletrean tu paso,
como palabra que se desvanece;
te dicen un apenas,
susurran tus consonantes que punzan como hielo
y después se derriten sobre las crestas secas de la tierra.

Tus vocales no están: su carne se ha secado...

Hallé quizá tu nombre hendido,
deshojado sobre el muro de la madrugada;
como si hubiera sido atado a tus acentos;
hay restos en el aire, se adivina tu nombre,
tal vez fue un nombre.
No se sabe.


Yo no lo sé ahora.
Pero hay cien bocas de fuego,
cien amapolas de furia,
cien días sin sol.

Fue ejecutado..., silban
y bajan la mirada como viuda de un muerto a los pies del patíbulo.

Solo,
cuando se han ido ya,
cuando todos se fueron ya mudos de tu nombre,
cuando no queda más que mi boca,
miro el desecho de unas sílabas,
desmembradas;
un desierto de voz, salitre esparcido por un lago seco.

Tal vez fue ayer, o antes.
Tal vez fue una sentencia demorada.
O una súbita voz que te estalló en silencio.
O fue en ráfagas de años o de meses o de horas.

No me pregunten lo que ignoro,
no recuerdo si lo habré olvidado.


Ya no es posible pronunciar tu nombre.




sábado, 20 de mayo de 2017

Otoño que ama


Por una cordillera de dulzura
nace una altura y baja en flor luciente,
y el otoño que ama lo presiente:
vientos de amor agitan la espesura.
Espesura sin sombra en la lisura
sonriente de una mano que sonriente
acaricia, y deshace confidente
toda una noche fría y su negrura. 
Hojas felices van por la cintura
del mundo, que el otoño que ama siente
como si fuera amor que, en flecha ardiente,
hiere su piel de otoño y su estatura.
Humo de un fuego nuevo y nunca ausente;
llama que en soledad y en hermosura
canta en la niebla y con la voz segura
por el otoño que ama, nuevamente.




lunes, 15 de mayo de 2017

Sepia




Así, con ese tono de foto antigua.

Vengo saldando pendientes y el que toca ahora es particularmente sepia.

Volver a ver esas páginas me llevó a un mundo que fue. Creo que hasta el 2001, días más o menos.

Hace más de 10 años que ando queriendo ponerlas en un libro y no llegaba el cuándo.

Pero llegó.

Es, mirándolo bien, un homenaje sentido a Francisco Hipólito Díaz. Polito, para los amigos. Polo, para los más cercanos.

Polo, para un servidor.

Esta Bella Vista de estas Postales fue tan suya como de cualquiera.


Ambos ya no están.