viernes, 9 de junio de 2017

Aburridos y aburrientes




Mais parmi les chacals, les panthères, les lices,
Les singes, les scorpions, les vautours, les serpents,
Les monstres glapissants, hurlants, grognants, rampants,
Dans la ménagerie infâme de nos vices,

Il en est un plus laid, plus méchant, plus immonde !
Quoiqu’il ne pousse ni grands gestes ni grands cris,
Il ferait volontiers de la terre un débris
Et dans un bâillement avalerait le monde;

C’est l’Ennui ! — L’œil chargé d’un pleur involontaire,
Il rêve d’échafauds en fumant son houka.
Tu le connais, lecteur, ce monstre délicat,
— Hypocrite lecteur, — mon semblable, — mon frère!

(Préface a Les Fleurs du Mal, Charles Baudelaire)


Es hasta simpático que en francés el verbo ennuyer tenga un participio presente que es adjetivo, se entiende, y a su vez tenga un participio pasado, ennuyant y ennuyé. Además de ennuyeux, claro, que es adjetivo a secas, con parejo significado.Como si dijéramos, aburriente y aburrido, poco más o menos.

Es comprensible etimológicamente incluso que el verbo y los demás derivados tengan dos significados principales: aburrir y desagradar o enojar. Por donde para los franceses aburrir y desagradar andan juntos y cerca, y con toda razón.

Porque la honda razón del enojo por lo aburrido está en la misma raíz de la existencia de las cosas.

Dicen también en la Francia que l'ennui est le contraire de l'art, esto es: el tedio es lo opuesto al arte. Y por las mismas razones, pues se entiende que si lo bello es lo que visto agrada (dicho sin las debidas precisiones), y el arte procura lo bello, desagradar es opuesto a la belleza y en consecuencia al arte.

Muy bien. Entendido.

Pero la profecía de Baudelaire con respecto a los tiempos que le vienen a él y que ya son nuestros es bastante más impresionante, si bien se ve.

Todo el Prefacio a Las Flores del Mal es impresionante y todo el resto de la antología lo es, qué decirles.

L'Ennui.

El aburrimiento hace estragos. Es verdad.

Nuestro tiempo muere de una languidez y de una lasitud de tedio, de arcadas de hastío.

La falsedad, la oquedad, la hipocresía, el discurso insubstancial, la dispersión, la frivolidad, el fraude, el atiborramiento de manjares insípidos, de perfumes y esencias que bañan la putrefacción. La crueldad sin motivo.

La ficción del bien, la cobardía, la celebración de lo torcido, de lo banal, de lo contrahecho, de lo repugnante. La adulación de lo irreverente, la algarabía ante lo perverso, la solemnidad y reverencia ante lo inmundo. La devoción oportunista.

La burla y la fingida conmiseración. El regodeo ante la muerte y la truculencia. La insolvencia afectiva, emocional, psicológica, moral, intelectual, espiritual.

El asco.

El asco del aburrimiento que provoca asco.

Todo eso lleva el hombre en las alforjas de sus ojos y oídos, en las honduras de su alma. En el corazón.

Siente asco y no sabe que ha sido aburrido.

Pero.

Felices los franceses que tienen cómo decir aburrientes, en participio activo.

Porque a los aburridores (nos conformemos en castellano con esa palabra) es a quienes hay que mirar.

Ellos son. Ellos lo han hecho.

Ellos son de todas partes. Ellos son en toda cosa. Donde se mire se los verá. Sin buscarlos.

Ellos vienen al hombre y lo deshacen.

Cometen el peor de los pecados, sí, Baudelaire, estás en lo cierto:
Il ferait volontiers de la terre un débris
et dans un bâillement avalerait le monde
Ya lo han hecho. Han hecho escombros no solamente del orbe, también de todo lo que debería ser gozoso, sabroso, vital. Lo han intentado con fiereza.

Han abolido la felicidad presente, sí. Pero también la futura. Han decretado el sin sentido. El sin fin. El no importa qué. Lo han intentado con fiereza.

Han jugado con lo más precioso como con abalorios inservibles; han arrojado al aire, como si fueran clavas de plástico, cristales delicados, piezas finas de metales nobles, firmes ternuras, amores con raíz, corazones, mentes.

Y han dejado al hombre en una soledad en la que no puede estar ni siquiera consigo.

Tiene razón otro francés, que todavía vio más lejos, porque vivió unos siglos antes:
Tout le malheur des hommes vient d'une seule chose, qui est de ne savoir pas demeurer en repos, dans une chambre.
Sí, Pascal, sí. No pueden. No saben, no pueden ni quieren reposar a solas en una habitación. Ya no lo toleran. Y de allí les viene infelicidad.

Pero.

¡Ay de los aburrientes!

¡Ay de los que empujaron al vacío y a la nada!

Han hecho enojoso lo feliz, han hecho miserable lo glorioso, han dado de comer platos desabridos.

Y, ¡ay de ellos mismos, los aburrientes!

No pueden saborear, mutilados. No pueden saber, mutilados. No pueden amar, mutilados.


Lector, tú bien conoces al delicado monstruo
-¡Hipócrita lector -mi prójimo- mi hermano!






_______________________________________________

Mas, entre los chacales, entre las panteras y los linces
los simios, las serpientes, escorpiones y buitres,
los aulladores monstruos, silbantes y rampantes,
en la mezcolanza infamia de nuestros vicios, .

¡Hay uno más malvado, más lóbrego e inmundo!
Sin que haga feas muecas ni lance toscos gritos
convertiría con gusto a la tierra en escombro
y, en medio de un bostezo, devoraría al Orbe;

¡Es el tedio!- Anegado de un llanto involuntario,
imagina cadalsos, mientras fuma su yerba.
Lector, tú bien conoces al delicado monstruo
-¡Hipócrita lector -mi prójimo- mi hermano!

(Prefacio a Las Flores del Mal, Charles Baudelaire)


.......................................................................................................

Toda la infelicidad de los hombres procede de una sola cosa, que consiste en que no sabemos quedarnos tranquilos en una habitación.  (Blas Pascal, Pensamientos)