miércoles, 27 de septiembre de 2017

De la rosa


Llega la rosa. Y su rumor sereno
rozó la tarde, floreció la brisa,
y en el blanco de luz de su camisa
vuelvo a ser joven, más sumiso y bueno.
Vuelvo a la edad en que el amor irisa
el aire, en el que duerme quieto el trueno,
porque su voz amansa y pone freno
al corazón, si en furia se me agrisa.
Bellamente la rosa ha convocado
y voy con ella a un tiempo que ha quedado
como semilla en mí que nunca muere.
Bellamente la rosa, en mi costado,
abre su herida que otra vez me hiere
y sangro con su voz, enamorado.